Luis Eduardo Villarreal Ríos
Presbítero, coordinador de la Comisión Arquidiocesana de Medio Ambiente en Monterrey.
Fue célebre la anécdota en vísperas del nuevo milenio: el entonces Gobernador de Nuevo León, Fernando Canales Clariond, criticado por la ciudadanía al demorar tres días el combate a un incendio que destruyó 300 hectáreas de Chipinque, respondió: “Yo no soy bombero”.
Cualquier funcionario puede voltear a otro lado para no ver la pobreza, la violencia o la explotación, como ha sucedido históricamente; lo que no puede es soslayar los problemas ambientales. Y es que la lumbre amenazaba entonces con destruir las enormes mansiones de aquella exclusiva zona. Lo mismo pasa con la contaminación o la reducción en el suministro del agua: no hay quien escape de ellas.
Valga la referencia para ilustrar, en parte, lo que estas tesis pretenden: refutar el mito del desarrollo sustentable (o sostenible, para no contradecir a la ONU), planteando una óptica integral que nos permita valorar si nuestra ciudad es o no habitable, es decir si su funcionamiento abarca todas sus dimensiones inherentes: eco ambiental, cultural, política, económica, social y cósmica.
1ª. Tesis: Con frecuencia la sustentabilidad se convierte en el argumento legitimador del modelo de desarrollo dominante, lineal, en el que subyace un paradigma antropocéntrico, propio de la civilización occidental.
En 1987, la Comisión Brundtland de la ONU definió la sostenibilidad como lo que permite “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades propias”.
Treinta y cinco años después de aquel célebre informe, la atribulada Monterrey no puede ofrecer calidad de vida a todos sus habitantes, pues los procesos reguladores se han deshumanizado, el enfoque hacia las necesidades urbanas es inmediatista —más casas, más policía, más vialidades— y no estructural —cómo hacer ciudad.
Subyace la idea de que el prototipo de crecimiento puede seguir funcionando de manera ilimitada. Sin embargo, está comprobado que un sistema lineal de producción de bienes y servicios en un planeta finito entra rápido en crisis. Bastan como argumentos el calentamiento global y las catástrofes naturales inherentes a él.
Más atrás de esta convicción prevalece una visión del mundo. El paradigma judeocristiano occidental parte de la creencia de que Dios dispuso que el ser humano fuera el dueño y dominador de la creación. ¿En qué se ha traducido el señorío de la especie humana sobre la Tierra? Hambrunas, guerras, desigualdad social, deterioro del sistema de vida, una torre de Babel global.
Se requiere entonces un cambio de paradigma: quitar del centro la ambición incontrolada, el afán de dominio sin límite. ¿Cómo? Transitando del modelo dominador al del cuidado, descolonizando la cultura, proponiendo una nueva cosmología que asuma que menos es más y que todo y todos estamos interconectados.
2ª. Tesis: La sustentabilidad es posible sólo si se modifican las relaciones de poder, convirtiendo al Estado en articulador de la multiplicidad de intereses sociales, y a la ciudadanía en un agente participativo en la gestión del bien común.
El sábado 4 de junio de 2022, la prensa local publicó la decisión del director de Agua y Drenaje de Monterrey, Juan Ignacio Barragán Villarreal, en consenso con los alcaldes, de restringir el suministro de agua potable en la Zona Metropolitana de Monterrey a sólo 6 horas al día, de 4:00 a 10:00 horas hasta el mes de agosto.
La drástica medida de inmediato provocó compras masivas de agua embotellada, lo que ocasionó desabasto y alza en los precios. En las colonias populares se continúa el reparto mediante pipas, aunque algunos sectores se vieron privados del líquido por más de dos semanas.
De parte del Gobierno Estatal hay reflejos inmediatos, que van desde inculpar de la mayor crisis hídrica en la historia de Nuevo León a la anterior administración, hasta descubrir tomas clandestinas en los ductos que traen agua de las presas a la ciudad. Se ha exhortado también a la iniciativa privada a que comparta el agua que almacena y no utiliza para paliar las carencias de la mayoría.
Lo que no se ha impulsado son acciones de mediano y largo plazo que involucren a todos los actores sociales a fin de impulsar una nueva cultura del agua que permita un buen estado ecológico de los ecosistemas acuáticos —arroyos, ríos, mantos y presas—, que respete la estacionalidad de los regímenes hídricos.
Este tipo de medidas no se pueden lograr sin el involucramiento del sujeto ciudadano. Un gobierno no puede quedarse en el plano exhortativo para que se apliquen medidas de ahorro, eficiencia y reutilización del agua residual; se requiere un plan global de gobernanza del líquido. El uso de pozos, la recolección de aguas pluviales y el impulso de la xerojardinería con poca agua son metas que requieren sensibilización, educación y participación ciudadana.
3ª. Tesis: Parte de la dimensión política constitutiva de la sustentabilidad es la vigencia del estado de derecho; sin embargo, nuestra metrópoli dista mucho de alcanzar este ideal, concretamente el reconocimiento jurídico del derecho a la ciudad para todas y todos.
Oootra crisis: más migrantes”, se titula una nota informativa publicada el 14 de junio de 2022.“ “Inunda a NL nueva oleada de migrantes que intentan llegar a EU, pero son detenidos por autoridades y enviados a Central de Autobuses”, informa el resumen.
Más allá de la xenofobia explícita, el registro periodístico indica un nivel muy bajo en relación al derecho que otorgan la Constitución y la ONU a toda persona a “habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar, gobernar y disfrutar ciudades, pueblos y asentamientos urbanos justos, inclusivos, seguros, sostenibles y democráticos, definidos como bienes comunes para una vida digna”.
Citar ambos ordenamientos jurídicos se debe especialmente a la necesidad de un referente ante recientes manifestaciones de nuevas luchas urbanas —demandas por abasto de agua, el orgullo y la visibilidad de la comunidad LGBTTTI, familiares de desaparecidos, migrantes impedidos para llegar a la frontera—, exigiendo espacio y voz contra la gentrificación, la marginación, o la degradación ambiental, pero también como esfuerzo para lograr una mayor injerencia en la definición de las políticas urbanas.
Para que Monterrey sea la ciudad sustentable y habitable que se pregona, urge estimar hondas transformaciones estructurales que rompan con inercias perniciosas como la concesión de permisos de apropiación de territorios, el acaparamiento de recursos naturales, o de uso de suelo gracias a prácticas corruptas.
Además de revisar a fondo sus planes de desarrollo urbano, los cuales han permitido un crecimiento desordenado de la ciudad, apremia un cambio de concepción urbana más incluyente, que trascienda la idea de que ochocientos migrantes que llegan a la ciudad constituyen “una oleada que inunda Nuevo León”.
ALTERNATIVAS
¿Cómo organizar un pacto para el cuidado de nuestra ciudad, de la vida de sus habitantes y, así, superar los riesgos enunciados en estas tres tesis? La respuesta no puede ser otra que asumir la sustentabilidad real, verdadera, efectiva y global, conjugada con la ética del cuidado y la prevención.
Porque prácticamente la mayoría de los elementos indispensables para la vida en común —el aire, el agua, el suelo, la biodiversidad, la energía, las áreas verdes, también la equidad, la inclusión— se encuentran en un acelerado proceso de degradación, porque son utilizados bajo la racionalidad del lucro individualista y depredador, lo cual genera desigualdades y conflictos, con las consiguientes implicaciones sociales.
Una alianza que supere los intereses partidistas, la utilidad económica, el individualismo consumista, la inmediatez funcionalista y el temperamento del gobierno en turno. Como nunca en la historia de Monterrey, el destino común nos convoca a cambiar mente y corazón con un sentido de interdependencia y responsabilidad globales, más allá de los premios y los reconocimientos internacionales que asumen una mirada parcial de la sustentabilidad.
REFERENCIAS:
La sustentabilidad o la habitabilidad son dos términos utilizados indistintamente para medir la viabilidad de las ciudades. El Índice Global de Habitabilidad 2022, publicado por The Economist, calificó a Monterrey como la mejor ciudad para vivir en México, y en el undécimo sitio en América Latina.
Sostenibilidad. Junio 2022, de ONU Sitio web: https://www.un.org/es/impacto-acad%C3%A9mico/sostenibilidad#:~:text=En%201987%2C%20la%20Comisi%C3%B3n%20Brundtland,mundo%20que%20buscan%20formas%20de
Se puede revisar al respecto el proyecto La Historia de las Cosas, dirigido por Annie Leonard en: https://www.youtube.com/watch?v=1SJtgtVDhMo&t=910s&ab_channel=ViktorLatorre
Ver Génesis 1,28. La traducción consultada dice “llenen la Tierra y sométanla”.
Para ampliar el tema del antropocentrismo moderno y sus consecuencias se puede consultar la encíclica Laudato si’, del papa Francisco (mayo 2015), numerales 115-121.
José Luis Marroquín y María Elena Sánchez. (2022). Oootra crisis: más migrantes. Junio 2022, de El Norte Sitio web: https://www.elnorte.com/oootra-crisis-mas-migrantes/ar2419659
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
Acudir a esta liga: https://onuhabitat.org.mx/index.php/componentes-del-derecho-a-la-ciudad, para ahondar en los componentes del derecho a la ciudad establecido por la ONU.