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Transitar hacia la economía circular desde el ecodiseño


Irma Peñúñuri García


Licenciada en Diseño Industrial por la Universidad de Monterrey (UDEM); maestra en diseño, gestión y desarrollos de nuevos productos; ingeniera en Diseño (Universidad Politécnica de Valencia UPV); doctoranda en Diseño, Fabricación y Gestión de Proyectos Industriales enfoque en ecodiseño y economía circular (Universidad Politécnica de Valencia UPV); Profesora-investigadora y directora de los programas académicos de ingeniería en Innovación Sustentable y Energía, y la licenciatura en Diseño Industrial; autora de Introducción al Ecodiseño de Empaque.





Nuestros hábitos de consumo se han modificado. El uso de tecnología, el crecimiento poblacional, los efectos del cambio climático, la presión hacia los recursos naturales y el medio ambiente han generado desafíos y transformaciones sobre la demanda, producción y respuesta de la cadena de valor en su objetivo de satisfacer necesidades.


La población mundial se ha condensado en ciudades y núcleos urbanos que concentran a 15 o 20 millones de habitantes, lo que provoca una demanda de alimentos, servicios y productos de una forma masiva. Esto genera una presión en la logística y distribución de nuestros productos y servicios, la cual conlleva nuevos retos para cumplir con los parámetros de responsabilidad social y ambiental.


Entre 2011 y 2050 se espera que la población mundial aumente un 33 % y alcance los 9.3 billones de habitantes. En este mismo contexto, la demanda de alimentos aumentará un 60 % y generará una mayor presión en los recursos naturales que disponemos.


Si consideramos que una gran parte de estos alimentos demandados son perdidos y desperdiciados en alguna etapa de su cadena de suministro, se puede afirmar que tenemos un sistema en crisis, con una producción insuficiente y desaprovechada.


En términos generales, el flujo de alimentos a través de la cadena de suministro genera pérdidas en etapas tempranas del 54 % —la producción, poscosecha y almacenamiento— y el 46 % durante las finales —procesamiento, distribución y consumo—. ¿Qué nos dicen estos números? Que el desperdicio depende de los países, su avance industrial o tecnológico; por sus sistemas de distribución; su infraestructura; o quizá sólo por aspectos físicos: de imagen o interés del consumidor.


En la siguiente figura podemos observar cómo en países de Latinoamérica, las mayores oportunidades se generan en las etapas primarias de producción y retail, donde hay un menor desperdicio por parte del consumidor.


Figura 1. Pérdidas per capita de alimentos y residuos, etapas de consumo y preconsumo, en diferentes regiones.


Las razones de estas pérdidas y desperdicios son muy diversas: en países de bajo poder adquisitivo se relacionan con las limitaciones financieras, administrativas y técnicas que restringen la capacidad de almacenamiento y conservación de alimentos, la cual se ve afectada por condiciones climáticas, infraestructura, diseño, empaque y sistemas de distribución, conservación y manejo.


En los países de alto poder adquisitivo, el comportamiento del consumidor está relacionado con diferentes actores en la cadena de valor que generan desperdicios como los estándares de calidad que rechazan alimentos por no contar con una forma o apariencia deseada —por ejemplo: golpes o deformación en una fruta, cambios de color, entre otros—; compras no planeadas; fechas de expiración o caducidad; y presentación en el empaque.


EMPAQUE, INDUSTRIA DEL MUNDO


La industria del envase y embalaje es el tercer sector industrial más grande del mundo, sólo detrás de las industrias alimentarias y petroquímicas. El subsector de manufactura de empaque dirigido al consumidor para alimentos representa el 69 %, con un 50 % para alimentos y 19 % para bebidas.


Por lo tanto, el empaque —sobre todo de alimentos y bebidas— representa una de las más grandes industrias con mayores áreas de oportunidad en términos de sustentabilidad.


Por lo mismo, el empaque es un elemento clave a considerar cuando hablamos de estrategias de ecodiseño y economía circular, porque lejos de ser un elemento secundario, el envase y embalaje son dos de los principales procesos en toda cadena de suministros.


Aunque actualmente exista una gran tendencia en el uso de los productos libres de empaque o Zero Waste, todos en algún punto de la cadena de suministro, requieren algún empaque primario, secundario o terciario para su distribución y almacenamiento. Los productos a granel o los que hoy promovemos para reutilizarse a través de sistemas de refill en tienda —uno de los cuatro modelos para reducción de empaque propuestos por Ellen MacArthur— necesitan un ecodiseño para su optimización.


Para reducir el desperdicio de alimentos existen algunos factores a tomar en cuenta: el uso de materiales que favorezcan la separabilidad y reciclabilidad, la durabilidad para proteger y conservar productos perecederos, que además alarguen la vida en anaquel.


DESPERDICIO, PROBLEMA ESTRUCTURAL


Según la FAO, si el desperdicio de alimentos fuera un país sería el tercero con mayor huella de carbono del mundo. Este es uno de los tres principales causantes de los gases de efecto invernadero del mundo después de China y Estados Unidos de América. Si reducimos el desperdicio de alimentos también podemos contribuir a la mitigación de CO2 y mitigar efectos como el cambio climático.





Imagen 1 Huella de carbono de países.

La aplicación de criterios de sustentabilidad en el desarrollo de envase y embalaje es primordial. La producción y su gestión final deben ser capaces de ajustarse a la ecoeficiencia y a la transformación digital 4.0 para mejorar los procesos, la automatización y trazabilidad en la cadena de valor del producto.


(En México, el comercio electrónico tuvo durante 2017 un promedio de crecimiento anual entre el 7 y 8 %; y a raíz de la pandemia se incrementó su aceleración en un 81 % durante 2021. En la actualidad, el porcentaje cada vez es mayor).


El sistema de empaque —primario, secundario y terciario— es clave para el ahorro de volumen, peso y cantidad de producto transportado en los diferentes sistemas de distribución, como pueden ser vía terrestre, marítimo o aéreo.


Si realizamos un correcto ecodiseño, podemos optimizar el material y volumen —recursos—, el coste y gasto energético —combustible—, que se traduce a disminuir la huella de carbono y su respectiva generación de gases de efecto invernadero, que traerá importantes ahorros económicos en el transporte y su distribución.


Durante el 2014 se generaron un aproximado de 82.5 millones de toneladas métricas por año en residuos de empaque en Europa, y en Estados Unidos 69.6 millones. Entre el 65.5 % y el 51.5 % son reciclados respectivamente.


La economía circular pretende —alineada a los objetivos de desarrollo sostenible ODS— relacionado al objetivo 12 de Producción y Consumo Responsable y enfocado en hacer un uso eficiente de los recursos, así como buscar una asimilación de desperdicios a una velocidad similar a la que los producimos para lograr el equilibrio.


Las nuevas directrices mundiales de economía circular optan por ambiciosos porcentajes y metas de circularidad en cada industria específica: automotriz, alimentos, entre otras, lo que representa una gran oportunidad para realizar ecodiseño, mejorar el desempeño ambiental y económico de los productos comercializados físicamente.


ECODISEÑO, HERRAMIENTA FUNDAMENTAL


Por su parte, el ecodiseño es una filosofía que engloba metodologías, normativas y herramientas que nos ayudan a iniciar la transición hacia la economía circular desde la escala más pequeña: el producto y sus materiales. ¿Por qué es tan relevante hacerlo? Porque desde la escala más pequeña podemos innovar en las cadenas de ciclo cerrado con el objetivo de reducir o eliminar los residuos y desperdicios hasta alcanzar la circularidad total de los procesos, la cual abarca un 9% a nivel mundial. Es redundante decir lo urgente que resulta incrementar ese porcentaje.



Ilustración 1 Economía circular y sus niveles. Elaborado por Irma Peñúñuri (2021)

Desde la fase de diseño de un producto o empaque, definimos el 70 % del coste económico que tendrá el producto a lo largo de su ciclo de vida; de igual manera, determinamos el 80 % del impacto ambiental que tendrá.


La economía circular busca tener ciclos cerrados a través de estrategias como la reutilización, reparación, reacondicionamiento, reciclaje, y uso de materiales renovables como los materiales biodegradables, biobasados, compostables, que actualmente inundan nuestro mercado.


Las etiquetas ambientales —sellos que encontramos en los productos— forman un consumidor más informado sobre qué tipo de material es, dónde puede disponerlo y clasificarlo para gestionarlo correctamente.


Al eliminar el plástico de un solo uso, se ha identificado que más que un problema, es una oportunidad, ya que es un material con alta reciclabilidad. Existen otras alternativas como los residuos metálicos, de vidrio, entre otros.


El reto de la economía circular es lograr, como consumidores, ser parte de la solución, y de la mano de esta “responsabilidad compartida” un concepto ampliamente debatido en políticas públicas, generar los cambios que requiere la sociedad, sobre todo nuestros hábitos de consumo y de desecho.


El cambio de paradigma se dará con la articulación de la responsabilidad industrial, institucional, gubernamental y ciudadana, a través de iniciativas que promuevan el consumo responsable.


En estas dos tablas periódicas observamos la disponibilidad actual de los elementos en la naturaleza. Y en la segunda observamos sus tasas de reciclabilidad. Esto resume la necesidad de la economía circular.





REFERENCIAS:


  • UN DESA (Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas) 2011. World Urbanization Prospects: The 2011 Revision. NY, UN. http://www.un.org/en/development/desa/population/publications/pdf/urbanization/WUP2011_Report.pdf

  • Alexandratos, N. y Bruinsma, J. 2012. World Agriculture Towards 2030/2050: The 2012 Revision. ESA Working Paper No. 12-03. FAO. Roma.

  • FAO (2011). Global food loses and food waste. Roma. Recuperado de http://www.fao.org/3/mb060e/mb060e.pdf

  • Grijalva, S. F., (2018) La Naturaleza del Embalaje. España. Caligrama Editorial

  • Ellen MacArthur (2022) Fundación que promueve la economía circular. Recuperado de: https://ellenmacarthurfoundation.org/

  • Ellen Macarthur Foundation (2014) Towards the circular economy: Accelerating the scale- up across global supply chains, [Figura Pag. 15]. Recuperado de https://www.ellenmacarthurfoundation.org/assets/downloads/publications/Towards-the-circular-economy-volume-3.pdf

  • Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. FAO por sus siglas en inglés de Food and Agriculture Organization.

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  • Eurostat (2019), Packaging waste statistics. Eurostat Statistics Explained. Recuperado de https://ec.europa.eu/eurostat/statistics-explained/index.php/Packaging_waste_statistics#Recycling_and_recovery_targets

  • Geuke, B., Groh, K. & Muncke, J. (2018) Food Packaging in the circular economy: overview of chemical safety aspects for commonly used materials. Journal of Cleaner Production. 193, 491-505. https://doi.org/10.1016/j.jclepro.2018.05.005

  • UDP United Nations Development Programme (2015) Objetivos de Desarrollo Sostenible. NY Recuperado de https://www.undp.org/content/undp/es/home/librarypage/corporate/sustainable-development-goals-booklet.html

  • Fernández A, J. M. (2007). Ingeniería del diseño ecológico de productos industriales: ecodiseño. Bilbao: IHOBE Sociedad Pública de Gestión Ambiental.

  • Peñuñuri, I. E. (2013). Introducción al Ecodiseño de Empaque. Monterrey: Centro ABRE UDEM.



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