En aquel momento, la reflexión giraba en torno a las adaptaciones que la especie humana ha realizado ante los ecosistemas que se le presentan. El imaginario tras ella consistía en escenarios futuristas y posapocalípticos. Dichas adaptaciones estarían relacionadas con un medio ambiente tóxico, el cual volvería a la humanidad dependiente de extensiones para poder sobrevivir: lentes de seguridad y máscaras antigases, entre otras. A nivel estético, aquella serie fue, asimismo, el resultado de los medios con los que trabajé en su momento: fotografía análoga en blanco y negro, más tarde manipulada con fuego para conseguir la atmósfera que buscaba.
En el año 2025 decidí retomar esta serie, con el mismo eje central que tuvo al inicio. Pero ahora, a casi 25 años de distancia, con la intención de responder a otras condiciones, tanto estilísticas como técnicas. En esta ocasión, las imágenes son a color y fueron capturadas por medios digitales. Además, su inspiración proviene de la cultura popular, específicamente del género cyberpunk y de la ciencia ficción clásica, cuya fuente radica tanto en producciones audiovisuales como literarias. No obstante, la diferencia más importante respecto a la versión previa consiste en la introducción de una narrativa con personajes que tratan de proteger una esfera de luz blanca, puesto que esta les confiere una especie de sosiego en medio de un entorno dominado por colores contrastantes.
Pero quizá lo más interesante de todo esto yace en el hecho de que las preguntas que inspiraron esta serie siguen siendo las mismas: ¿qué pasaría si viviéramos en un medio ambiente que nos fuera nocivo?, ¿cómo tendríamos que adaptarnos para vivir en él?, ¿qué clase de cosas pasarían a tener valor para nosotros bajo un contexto de esta índole?












*Esta serie fotográfica es una evolución de una realizada durante el 2000 y el 2001 titulada R34D4P74C10N35.