Boca: Origen y arqueología de Nuevo León
Octava Edición
EDITORIAL
Por: Paola Muñoz
La patria es el lenguaje. Lo dijeron Neruda, Pessoa, Borges, Juan Gelmán. Y no se trata de alguna hipérbole o pretensión literaria. Martín Caparrós, capaz de mirar microscópicamente lo mismo que de afinar una visión telescópica, por poner un caso reciente, contó que sentía la carencia de un libro que cuente la región. Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, lo había hecho en su momento, explicó el argentino. Pero, más allá de la importancia de aquel momento político, ¿América Latina es la misma que en los años setenta del siglo pasado?, ¿recorre por las arterias del continente la misma ideología desde donde escribió Galeano?
La apuesta de Caparrós fue Ñamérica, un libro (o una gran crónica) cuyo concepto se basa en dos elementos clave: el español es el único idioma en el que existe la letra “ñ” y, más allá de la cartografía, aborda culturalmente una región que comparte un idioma, aunque eso signifique excluir a un gigante como Brasil o cruzar el charco, hasta España.
Entender el lenguaje como patria, quizá como la única, es posiblemente la mejor manera de entender lo que somos los humanos: independientemente de la lengua madre de los ñamericanos, el flujo de la consciencia en el que habitamos, en el que pensamos, soñamos, nos comunicamos, amamos, es un universal de nuestra especie, y su desarrollo se calcula que ocurrió entre 75 mil y 150 mil años atrás. Gracias a esa articulación de sonidos, a los que fuimos atribuyendo significados, el Homo sapiens pudo comunicarse en un nivel más complejo o sofisticado que el de los animales no humanos. A la oralidad le siguió la escritura, hace algo más de seis mil años, y fue posible el desarrollo de la civilización y la cultura.
Esta edición de la revista Tres Puntos representa una nueva etapa para este proyecto, la cual se ve reflejada en el nuevo diseño editorial: una propuesta minimalista que tiene el objetivo de mejorar su experiencia a través de una diversidad de voces y visiones.
La realización ha trascendido el proyecto editorial. Representa la integración de un equipo que trabaja en conjunto por primera vez. El proceso ha conllevado debates, disentimientos, consensos, aprendizajes y una unión que nos remite al nombre de la revista: Tres Puntos, que hace referencia a la triada entre el autor, sus fuentes y el lector. Sigamos dialogando alrededor de esa patria que compartimos.
Bienvenidos, bienvenidas, bienvenides.