Por: David Salinas Mendoza
En el cruce entre la decencia moral y el narcisismo existe un fenómeno que Natalia Carrillo y Pau Luque llaman Hipocondría Moral. Bajo la convicción de que el mundo externo es fruto de su yo, el hipocondríaco moral siente culpa por hechos en los que no participa directamente, y no distingue entre sentir culpa y ser culpable. Al no estar acostumbrado a asumir responsabilidades políticas, se enfrenta a las injusticias del mundo con sentimentalismo y juicios con los que cataloga a las personas (y a las cosas) como estrictamente buenas o malas.
Siguiendo la lógica narcisista de que las desgracias de los demás son su culpa, el hipocondríaco moral asume que también es capaz de arreglar el problema y corregir las injusticias sociales. Sus esfuerzos, sin embargo, no están dirigidos a conseguir un fin político, sino a sofocar su culpa a través de un sacrificio personal público. No importa mucho qué acción es la que está llevando a cabo, sino su mera participación.
En un contexto en el que ser activista o filántropo es una forma de conseguir capital simbólico, las personas con hipocondría moral pueden llegar a sentir las causas de las que se sienten culpables como una oportunidad, ya que hacer lo que sienten que es necesario para eximir su culpa también es un medio para conseguir reconocimiento. Esto significa que en muchas ocasiones la participación en alguna causa política (independientemente de si es de manera tibia o con fervor) se hace más con la finalidad de que otros vean el sacrificio y le perdonen su existencia, que por una responsabilidad real.
Hipocondría moral fue publicado por la editorial Anagrama en 2022 bajo su colección de nuevos cuadernos. Este pequeño libro explora el concepto desde su definición hasta sus diferentes manifestaciones, usando como ejemplo tanto a activistas como a las obras de escritores como Philip Roth, Joan Didion y Mark Fisher.
"El problema no parece descansar en la culpa misma, sino en la extraña convicción de que es posible expiarla de forma impoluta y total compensando el mal que supone la propia existencia con un reguero de acciones que hagan el bien." (Carrillo & Luque, 2022).
Una de las maneras en las que se manifiesta la hipocondría moral es a través de otro fenómeno catalogado como "complejo de salvador blanco". Este es utilizado para describir a personas blancas que actúan para ayudar a una persona o a un grupo de personas racializadas con fines egoístas. Más adelante también comenzó a utilizarse para cuando en este proceso de "ayudar" toman su blanquitud y ponen sus experiencias por encima de la de la o las personas a quienes está ayudando. Esta actitud no solo está presente en individuos, sino que se institucionaliza en lo que el autor Teju Cole llama white savior industrial complex, a través de cosas como la creación de fundaciones que no resuelven injusticias, sino que promueven experiencias emocionales que validan el privilegio.
Este fenómeno, al permear la cultura, también se hace presente en los productos culturales generados bajo esa perspectiva, en la que problemas que en realidad son estructurales se resuelven mediante acciones de personas extraordinarias —acciones caracterizadas por el sentimentalismo típico de la hipocondría moral—. Las películas con la perspectiva del salvador blanco son tan comunes que se han convertido en un cliché. La mayoría de las películas con personajes de este tipo los representan como auténticos héroes, pero algunas historias, especialmente más recientes (y escritas o producidas por personas racializadas) observan esto con una mirada crítica.
Guionistas, productores, directores y otras figuras de la industria del cine y del entretenimiento no son inmunes a la hipocondría moral. Esto resulta en la creación de películas que tienen la apariencia de ser una crítica del racismo, pero que en el fondo tienen un discurso que parece tener como punto de partida la hipocondría moral y que, por la misma razón, son abrazadas por personas e instituciones que también la padecen. Es posible que este problema inicie desde el momento en que se plantea la creación de películas sobre problemas sociales como una forma de entretenimiento para las masas. Esta perspectiva puede impulsar el que historias como estas sean las que tienen la posibilidad de producirse y distribuirse, ya que provocan un sentimentalismo característico de este fenómeno y son menos retadoras para las audiencias más conservadoras. Logran que las personas se sientan como parte de un esfuerzo por mejorar condiciones sociales sin que esto implique un verdadero cuestionamiento ni la fomentación de la movilización necesaria para lograr estos cambios.
Para entender esto es pertinente revisar ejemplos de películas en las que esto ocurre, para ver la manera en la que sus historias engañan a sus audiencias al infundir en ellas perspectivas propias de la hipocondría moral de las élites. El primer caso de estudio es Un sueño posible (The Blind Side), estrenada en 2009. Esta película trata de la "historia real" de Michael Oher, un chico afroamericano sin hogar que es acogido por una familia blanca adinerada, y su camino hacia convertirse en un jugador de fútbol americano reconocido y obtener una beca deportiva en la Universidad de Misisipi.
En la crítica de películas como esta resulta importante ver quiénes la crearon y para quién. Un sueño posible fue escrita y dirigida por John Lee Hancock, y está basada en un libro escrito por Michael Lewis. Ambos son hombres blancos, y esta perspectiva resulta evidente en la manera en la que abordan la historia de Oher. Esta película es un muy buen ejemplo de la representación del complejo del salvador blanco en el cine. En la película, Oher aparece al inicio como una persona dócil y desafortunada; es callado y amable, pero sus características físicas hacen que llegue a parecer intimidante para las personas con las que se acerca. No tiene hogar, ni ropa, ni cualquier otro tipo de capital, ni agencia. Al verlo, Leigh Anne Tuohy (Sandra Bullock) siente pena por él y lo invita a dormir en su casa, y después de un tiempo de acogerlo decide que deberían adoptarlo. Además de esto, la familia Tuohy no solo lo salva de su situación de vulnerabilidad material, sino que también le enseñan a jugar fútbol americano y lo impulsan a llegar al nivel de excelencia que lo hace cotizado por universidades de todo el país, y cuando los requisitos de las becas requieren que suba sus calificaciones, lo ayudan a conseguir eso también.
El primer problema con esta narrativa es la centralidad de la familia Tuohy, especialmente Leigh Anne y su caracterización como salvadora de Oher. El segundo problema es que mucho es una mentira. En realidad Oher había estado estudiando seriamente el fútbol americano desde su infancia, y ya jugaba el deporte cuando la familia Tuohy lo acogió. Asimismo, en realidad nunca fue adoptado por la familia, únicamente firmó una conservaduría con la que la familia Tuohy se hizo cargo de sus finanzas. Michael Oher en realidad llegó a presentar una demanda legal por la manera en la que se representó su historia tanto en la película como en el libro que la inspiró. Sus principales quejas fueron que lo personificaran como alguien tonto y al que le tuvieron que enseñar a jugar fútbol americano. En su biografía comenta que esto incluso afectó su carrera profesional, ya que dejaba en sus colegas el prejuicio de que su falta de intelecto sería una desventaja o que no podría aprenderse jugadas.
Por otro lado está Green Book, estrenada en 2018, que trata sobre la inesperada amistad entre el pianista afroamericano Don Shirley y su chofer italiano Tony Lip, mientras atraviesan el sur profundo estadounidense en una gira musical en la década de los 60. Al igual que Un sueño posible, esta película está basada en un caso real, y de la misma manera, tiene muchos problemas en su representación de la historia.
Lo primero que llama la atención es la decisión de hacer que Tony Lip sea el protagonista de la película. Teniendo a Don Shirley, un hombre afroamericano virtuoso, un prodigio jamaiquino-americano y queer con tres doctorados, que vivía arriba de una de las salas de concierto más icónicas de su país y que lidió con las dificultades sociales de ser quien fue durante la era de las leyes Jim Crow en Estados Unidos, deciden hacerlo un personaje secundario y darle protagonismo a su chofer racista blanco. Su rol en la película es el de ayudar a la transformación de Tony: pasar de ser un hombre racista a uno ligeramente menos racista.
Para esto es importante señalar que el guión se escribió junto con el hijo de Tony Lip, y este hecho fue lo que hizo que la historia tomara esa perspectiva. Su conocimiento limitado, además, hizo que se cometieran muchos errores en cuanto a la caracterización del personaje de Shirley. La familia del doctor Shirley nunca fue consultada y después del lanzamiento de la película, uno de sus hermanos, Maurice, emitió una carta pública quejándose de la manera en la que se le representó.
"Mi hermano nunca consideró a Tony su "amigo"; era un empleado, su chofer (que odiaba usar uniforme y gorra). Esta es la razón por la que el contexto y los matices son tan importantes. El hecho de que un artista negro exitoso y adinerado tuviera empleados domésticos que NO se veían como él no debe perderse en la traducción" (traducción propia).
Además de exagerar el tipo de relación que tuvieron, la película dice que Shirley no tenía contacto con su familia —cosa que también es falsa— y que tampoco tenía mucho conocimiento sobre la cultura afroamericana popular.
"Nadie, NUNCA, tuvo que enseñarle a mi hermano cómo comer pollo frito. Tampoco hubiera aceptado "lecciones" de esto por un hombre blanco (dado a los estereotipos). En caso de que alguien lo olvide, nuestro padre fue un sacerdote episcopal, nacido en Jamaica y nuestra madre, también era de Jamaica, y cuando nos mudamos a los Estados Unidos, estábamos en el sur" (traducción propia).
Además de esto, la película, que toma su título de un libro que fue importantísimo en las vidas de personas afroamericanas que viajaban por el sur de los Estados Unidos y que los ayudó a mantenerse seguros en esta zona hostil, no muestra realmente la relevancia de este libro. Tony Lip incluso lo avienta al asiento del carro en una escena, y en otras lo critican por describir los lugares como mucho mejor de lo que realmente estaban, cosa que no sucedía con el libro real. En la película quien realmente mantuvo a Shirley a salvo, quien lo protegía y lo salvaba de sus problemas era su chofer.
A pesar de que estas películas se promocionan como historias que promueven la tolerancia, que invitan a reflexionar sobre el racismo y ver las maneras en las que han afectado a las personas, parece que su único mensaje real es que el racismo es malo. Estas historias plantean la pregunta de cómo se siente ser discriminado, pero no cuestionan las razones por las que las personas racializadas se encontraron en esa posición de vulnerabilidad social, ni por qué aún hoy en día tienen poca movilidad social y sufren mayores niveles de violencia.
Cuando las historias más conocidas sobre el racismo toman una postura desde la blanquitud y no cuestionan los sistemas y las instituciones que reproducen el racismo y la opresión, terminamos con historias sobre el camino que una persona blanca toma del prejuicio a la tolerancia. El racismo en estas películas es un problema individual, un defecto en la personalidad de ciertas personas que debe ser corregido: el racismo se acaba cuando las personas dejan de ser racistas. La realidad es que independientemente de las creencias de las personas individualmente, las estructuras sociales oprimen a las personas racializadas de forma institucionalizada y, sin su reforma o desmantelamiento, esa opresión continuará.
Regresando a la hipocondría moral, esta se caracteriza por el uso del sentimentalismo en sus esfuerzos por eliminar la culpa y arreglar los problemas de la sociedad. En el caso de estas películas, este sentimentalismo es claro. Promueven la idea de que aceptar a las personas como son y ver más allá del color de piel es lo que elimina el racismo. Este sentimentalismo, además, lo único que hace es permitir que las personas sientan que en realidad no son racistas porque ven más allá del color de piel de las personas (volvemos a la idea de que el racismo es un problema individual) y bloquea el cuestionamiento de las estructuras que causan esa opresión. Natalia Carrillo y Pau Luque dicen en su libro:
"No hay neutralidad en la sentimentalización, más bien esta aplaca los conflictos sociales".
De aquí vuelve a surgir la pregunta: ¿quién hace estas películas y para quién? La respuesta sencilla es que son hechas por y para personas blancas con hipocondría moral. En su ensayo Disabling African Men: Liberalism and Race Message Films, John Nickel dice que estas películas hacen que los liberales blancos se sientan bien.
"Estas películas y sus héroes blancos no solo son benévolas con el sentimiento de importancia y posición en la sociedad de sus audiencias liberales blancas, sino que además aplacan su culpa sobre desigualdades raciales. Revitalizando el mito del héroe americano, los protagonistas blancos de estas películas rechazan la conformidad, sostienen los ideales democráticos y ayudan a víctimas".
También resulta interesante que en Un sueño posible, la familia Tuohy es presentada como una familia con valores conservadores estadounidenses. Son una representación de la familia republicana ideal: son blancos, de clase media-alta, viven en una casa grande con diseño tradicional en suburbia, son miembros de la Asociación Nacional del Rifle, no le tienen miedo a meterse en las zonas conflictivas de la ciudad (aunque mantienen una distancia clara), y son personas bellas. Por otro lado, también rompen un poco con las expectativas de este tipo de población, ya que al decidir adoptar a Oher, se establecen en la historia como una familia que no es racista, aunque la relación personal con una persona afroamericana en realidad no implica una falta de racismo. Con esto, la película no solo hace sentir bien a las audiencias liberales, sino también a cierto sector de audiencias conservadoras que entienden el racismo como algo con lo que uno se identifica (o no) y que al entender que es socialmente visto como algo malo, desean distanciarse de él sin necesariamente cuestionarse sus propios prejuicios.
Estas películas están hechas para hacer sentir bien a sus audiencias, haciéndose pasar por historias progresistas sin cuestionar ni provocar a sus audiencias blancas. Sus historias no son críticas, pero la crítica las aclama. Un sueño posible fue nominada a mejor película en los premios Oscar y Sandra Bullock ganó el premio a mejor actriz por su representación de Leigh Anne Tuohy. Green Book, por otra parte, ganó mejor película en 2019, mejor actor de reparto, mejor guión original, y fue nominada a mejor actor y mejor edición.
Es fácil y cómodo ver películas y consumir otro tipo de productos culturales que nos dicen que estamos haciendo las cosas bien. Sin embargo, tanto la producción como el consumo sin cuestionamiento de estas tienen fuertes cargas políticas. La hipocondría moral ha plagado la sociedad liberal contemporánea, pero es importante mantener una mirada crítica para poder reconocerla y no caer en sus trampas. Esta crítica es la que permitirá reconocer un llamado a la responsabilidad, más que un sentimiento de culpa que debe extenderse a los demás y sofocarse en uno mismo. Cuando películas como estas nos hacen sentir bien, debemos examinar por qué. ¿Será que nos hacen sentir menos culpables? Y en todo caso, ¿de qué? Lo que necesitamos no es un bálsamo para nuestra culpa sino tomar responsabilidad política.
REFERENCIAS
Carrillo, N. & Luque, P. (2022) Hipocondría Moral. Anagrama.
Cole, T. (2012) The White-Savior Industrial Complex. The Atlantic. https://www.theatlantic.com/international/archive/2012/03/the-white-savior-industrial-complex/254843/
Farrelly, P. (Director). (2018) Green Book [Película] DreamWorks Pictures.
Hancock, J. L. (Director). (2009) The Blind Side [Película] Alcon Entertainment.
Lynn, S. (2018) Family of Black Man, Don Shirley, Portrayed in “The Green Book” Blasts Movie and Its “Lies”. Black Enterprise. https://www.blackenterprise.com/don-shirley-the-green-book-family-blasts-movie/
Murphy, C. (2023) What Is White Savior Complex and Why Is It Harmful? Health. https://www.health.com/mind-body/health-diversity-inclusion/white-savior-complex
Nickel, J. (2004). Disabling African American men: Liberalism and race message films. Cinema Journal, 25-48.
Nicolaou, E. (2019) The Backlash To Green Book, Explained. Refinery 29. https://www.refinery29.com/en-us/2019/01/220609/green-book-movie-controversy-racism-don-shirley-family-story
Wood, B. (2023) ‘The Blind Side’ controversy: What Michael Oher said the movie got wrong about his true story. Today. https://www.today.com/popculture/movies/the-blind-side-true-story-controversy-michael-oher-rcna99868