Por: Anabela O. Sánchez Martínez
Profesora Asociada del Departamento de Humanidades. Maestra en Sociología y Educación por la Universidad de Monterrey.
Hemos escuchado que la familia es la base de las sociedades; que está compuesta por padre, madre e hijos; que los roles al interior de ella están determinados por el sexo: el hombre es el proveedor y la mujer se dedica a las labores domésticas y a la crianza de los hijos.
Y sí, esta es el centro de las sociedades porque es el principal agente socializador a través del cual el individuo aprende las normas culturales de la sociedad en la que vive, es el elemento primordial en la socialización primaria ya que en esta se moldea al nuevo miembro para vivir en la sociedad y esto se hace a través de la internalización de patrones y comportamientos, donde logra identificarse y seguir pautas que le permiten interactuar en el espacio social en el que vive. Su función irremplazable puede verse dañada ante la presencia de otros agentes socializadores como los medios masivos, las redes sociales y, en algunos casos, cambios en las relaciones de poder entre padres e hijos.
Independientemente de los espacios socioculturales, económicos y/o políticos en los que se desenvuelva, la familia ha sido, es y será el principal transmisor de los valores, principios y actitudes que mostrará el niño en su adultez; es el fundamento de las sociedades sea cual sea su conformación. Sin embargo, vale la pena señalar que no es correcto afirmar que una característica obligatoria de esta es compartir un mismo techo, ya que numerosos núcleos familiares tienen uno o varios miembros viviendo en otra ciudad o incluso en otro país.
Se ha construido el imaginario de que las familias están conformadas por padre, madre e hijos, cuando en realidad existen diferentes núcleos familiares. Cada cultura busca promover distintos modelos como el ideal, por lo tanto es difícil encontrar un solo tipo; de hecho, expertos del tema coinciden en la existencia de una diversidad de familias, donde tal vez exista mayoritariamente la presencia de una más que otra, pero siempre hay diferentes. Lo que para algunas culturas la familia nuclear es la tradicional, para otras lo es la extensa, donde se requiere para su funcionamiento la presencia de tres generaciones. También nos encontramos con las monoparentales, aquellos padres o madres que se quedan solos con los hijos, ya sea por viudez, separación, divorcio; posteriormente algunas de estas se pueden convertir en familias reconstruidas. En las últimas décadas del siglo pasado nos encontramos con una nueva realidad, las homoparentales, conformadas por una pareja de personas del mismo sexo y sus hijos, las cuales se han visibilizado debido a las reformas legales que han otorgado el reconocimiento, principalmente en países desarrollados. En México existen pocos estudios con enfoque sociológico sobre el tema debido a que es un fenómeno de reciente aparición.
Otro imaginario es el que define las actitudes y comportamientos del hombre y de la mujer prescritos por las sociedades patriarcales, donde se espera que el hombre –extraído de la Epístola de Melchor Ocampo– , cuyos dotes sexuales son el valor y la fuerza, debe dar a la mujer protección, alimento y dirección. Por otro lado, la mujer en su condición biológica es proyectada como abnegada, compasiva, obediente y se considera dentro de sus obligaciones, atender al marido.
Empero, estas pautas están paulatinamente desvaneciéndose: según datos del INEGI el 29 por ciento de los hogares tienen a una mujer como jefa del hogar y según la investigación de Grant Thornton Women in Business 2019, México tiene el lugar 23 a nivel mundial de puestos directivos ocupados por mujeres. Se podría decir que algunos de los jóvenes de hoy están dispuestos a participar tanto en labores domésticas como de proveedor, indistintamente de su sexo.
EL ROL DE LA FAMILIA
Frente a los imaginarios es necesario retomar cuál es el papel de la familia, ya que ante las diversas conformaciones se ha planteado que el factor de funcionalidad solo reside en la tradicional-nuclear. Para poder afirmar lo anterior, tendríamos que conocer cuáles son sus funciones y ver de qué manera la estructura es un factor que impide la articulación de la misma.
Desde el punto de vista sociológico, la principal función de esta institución es la socialización, porque permite al nuevo miembro conocer costumbres, maneras de actuar, tradiciones y demás comportamientos que le permitirán desenvolverse en sus espacios sociales, por lo que el sexo o el número de integrantes que la conforman no pareciese ser un factor que obstaculice su efectividad. La socialización fracasa cuando los responsables de educar al nuevo miembro no le enseñan cómo integrarse a la sociedad, cuando se le dificulta seguir reglas, comportamientos y/o actitudes que le permitan interactuar en armonía con su grupo social, y el reto a considerar es la participación como socializadores primarios de las redes sociales y los medios masivos.
Otra labor vital para la supervivencia de las sociedades es la reproducción, y se requiere que se encuentre en el marco de una familia para facilitar otra de las tareas fundamentales, como el mantenimiento y crianza de los nuevos miembros, donde la sexualidad se ha suscrito al marco matrimonial; aunque podría decirse que la función de la reproducción se ha visto amenazada con el descubrimiento de métodos anticonceptivos. Como señala el Consejo Nacional de Población (Conapo), en México se ha reducido el número de hijos por familia; en los años 70 el promedio era de 6.1, mientras que en 2018 es de 2.1 hijos. Otro desafío para reflexionar es el hecho de que México ocupa el primer lugar en embarazos adolescentes entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico según la Organización Mundial de la Salud (citado por el Colegio de la Frontera Norte). Cabe señalar que los núcleos homoparentales no tienen obstáculo para reproducirse ya que se conforman a través de diversas estrategias: divorcios heterosexuales, fertilizaciones, adopciones, gestación subrogada, entre otros.
LA INFLUENCIA DEL ESTADO
El Estado descarga la responsabilidad de la manutención y crianza de los hijos en la familia, pero también es co-responsable al promover y desarrollar programas que ayuden los principales indicadores de bienestar: vivienda, salud, educación y alimentación para apoyar principalmente a los grupos menos favorecidos. Sin embargo, en los resultados sobre la Pobreza en México 2018, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señala que casi ocho de cada 10 mexicanos tienen: carencias sociales (29.3%), son vulnerables por ingresos (6.9), están en situación de pobreza (41.9), y pobreza extrema (7.4). Estas estadísticas muestran que esta función no se está cumpliendo, ya que sólo el 21.9 por ciento de la población no es pobre ni está en condiciones de vulnerabilidad.
A través de la familia también se ejerce el control social para promover el respeto a las normatividades establecidas y que se desarrolle en armonía la convivencia entre los diferentes miembros de la sociedad, derivado del conocimiento y respeto de las leyes. Cuando establecen con claridad un marco de autoridad y disciplina, de roles y reglas, el nuevo miembro reconocerá que en la vida cotidiana existen sistemas jerárquicos y límites claramente definidos. Este aprendizaje inicia en el hogar, continúa en la escuela, en la Iglesia y posteriormente en el trabajo, y así en la vida cotidiana.
El soporte emocional también es una de sus funciones. Desde las relaciones de parentesco se producen lazos interpersonales que no se comparan con ninguna otra relación. Se habla que al interior de los núcleos se gesta el amor incondicional de los padres a los hijos, donde se sienten motivados –algunos dirán que obligados– a protegerlos, ayudarlos, educarlos y por otro lado, se sienten fomentados a respetar y obedecer a sus padres. Esto es importante por el contexto de violencia actual. Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el primer trimestre de 2019 rompió récord al ser el más violento en la historia moderna de México, y es el año más violento para las mujeres mexicanas en los últimos cinco años.
Los cambios en el entorno social, cultural, económico y político, junto con las innovaciones tecnológicas de las últimas décadas, han provocado la pérdida de algunos referentes culturales que perduraron durante siglos y que sustentaban el imaginario de familia en los supuestos señalados, pero independientemente de las transformaciones que ahora vemos en el mundo, esta es la institución social más importante, por lo que debemos replantearnos cuáles son los temas importantes y hacia dónde debemos reorientar nuestra atención. Sugiero que sea hacia el cumplimiento de sus funciones, si queremos que nuestra sociedad evolucione armónicamente.
Referencias
Beck-Gernsheim, E. (2003) La reinvención de la familia. En busca de nuevas formas de convivencia. Barcelona: Paidós
Berger, P. & L., Luckmann, T.(1963). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu.
Colegio de la Frontera Norte. Recuperado el 30 de Agosto de https://www.colef.mx/estemes/embarazo-adolescente/
Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social. Recuperado el 30 de Agosto de https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx
Consejo Nacional de Población Recuperado el 30 de Agosto de https://www.gob.mx/conapo/documentos/diccionario-de-las-bases-de-datos-de-proyecciones-de-la-poblacion-de-mexico-y-de-las-entidades-federativas-2016-2050?idiom=es
Gerson, Kathleen. (2010) The Unfinished Revolution. USA: Oxford University Press.
Sánchez Azcona, J. (1984). Familia y sociedad. México: Joaquín Mortiz.
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Recuperado el 30 de Agosto de https://www.gob.mx/sesnsp/articulos/incidencia-delictiva
Women in Business 2019. Recuperado el 30 de Agosto de https://www.grantthornton.global/en/insights/women-in-business-2019/