top of page

La estrategia de seguridad, ¿Hacia dónde va?

Por: Miguel Lapuente

foto

Al inicio de su sexenio, Felipe Calderón emprendió una guerra contra el narcotráfico que tuvo como resultado un aumento en el índice de violencia del país. Entre 2007 y 2011, la tasa de homicidios aumentó de 8.1 a 23.7 por cada 100 mil habitantes1. Diferentes estudios han revelado que las zonas en donde se desplegaron las fuerzas armadas fueron las que registraron más enfrentamientos y número de muertos. También se ha demostrado que el índice de letalidad de los civiles es mucho mayor al de las fuerzas armadas, al grado de considerarse, según parámetros internacionales, un abuso de la fuerza empleada por las autoridades2.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el saldo de la guerra contra el crimen organizado fue de 121 mil 683 muertos en el sexenio de calderonista y más de 26 mil desaparecidos3, por lo que podemos afirmar que su estrategia, además de fallida, fue el detonante de una crisis de seguridad que siguió durante los siguientes seis años. Y no da indicios de reducir en el comienzo de la actual administración.

Enrique Peña Nieto inició su gobierno con un índice de criminalidad a la baja que venía mostrándose en el último año del mandato panista. Uno de los primeros cambios significativos que se vieron desde el proceso de transición fue el abandono de la narrativa mediática: a diferencia de su antecesor, para el gobierno priísta el tema de seguridad no ocupó un lugar importante dentro de su agenda y se le dio prioridad a impulsar las reformas estructurales a través del Pacto por México. Dentro de sus acciones más importantes sobre el tema estuvo la separación de la Secretaría de Seguridad para que Gobernación, a cargo de Miguel Ángel Osorio Chong, adoptara sus responsabilidades, medida que no dio resultados diferentes, ya que la cantidad de muertos y desaparecidos fue superior que en el sexenio de anterior.

Una de los compromisos de López Obrador en campaña fue que bajaría la delincuencia en un 50 por ciento para el final de su gobierno. Lo que hemos visto en esta etapa conocida como “luna de miel”, es que los índices no han disminuido; han aumentado: según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), enero de 2019 fue el enero más violento del que haya registro, con un total de 2 mil 928 víctimas. Los mismos datos expresan un alza en los registros de homicidios en 17 estados del país, entre los que destacan Nuevo León y Ciudad de México (CDMX), con repuntes superiores al 100 por ciento4.

En diciembre, el nuevo gobierno presentó el plan para cumplir con su compromiso, que se basará en el combate a la corrupción y en mejorar la justicia; empleo, educación, salud y bienestar; combate a la impunidad en violaciones a derechos humanos; regeneración ética a través de la constitución moral; análisis de la prohibición de las drogas y enfoque en atención a adictos; recuperación de las cárceles controladas por el crimen organizado; la creación de un cuerpo militarizado para la seguridad pública; y por último, acabar con la guerra contra el narcotráfico, reconociendo que el estado no ha podido derrotarlos y buscar debatir con las organizaciones delictivas un proceso de desmovilización, desarme y reinserción5.

Sobre esta última parte de su estrategia, el Presidente declaró el pasado 30 de enero que “ya se acabó la guerra. No se han detenido a capos porque no es esa nuestra estrategia. Ya no es la intención armar operativos contra capos, lo que queremos es reducir la inseguridad atendiendo las causas”6.

¿SE ACABÓ LA GUERRA?

Es complicado entender cómo se acaba una guerra de la que hemos estado escuchando los últimos 12 años, porque con el tiempo se convirtió en la explicación más entendible sobre la crisis de violencia[1] . En entrevista, el periodista y académico en The Graduate Center City University of New York, Oswaldo Zavala, asegura que la guerra fue posible porque había una forma de imaginación colectiva que lo convertía en realidad.

“Mucho de lo que pensamos sobre el narco está basado en el lenguaje, casi ninguno de nosotros hemos visto a un cártel. Desde luego que hubo violencia, pero no nos consta que la hayan perpetuado traficantes peleándose por la plaza. Es a la narrativa a la que nos acostumbramos”, agregó en entrevista vía telefónica el autor del libro Los cárteles no existen, publicado por la editorial Malpaso.

Ante este cambio de narrativa que va acompañada de una nueva estrategia, es necesario que se realice una deconstrucción sobre las implicaciones que tuvo la guerra contra el narcotráfico para explicar qué fue lo que sucedió, y realizar un análisis sobre las causas de una violencia que no cesa.

LA POLÉMICA GUARDIA NACIONAL

De entrada, el plan de la Guardia Nacional se vio envuelto en una polémica por las contradicciones del mismo López Obrador. En un video antes de las elecciones anunció que retiraría a las fuerzas armadas de las calles en un plazo de seis meses, pero la propuesta de crear una Guardia que estuviera hecha con elementos de la Marina y del Ejército seguía formando parte de su discurso. Ya como Presidente, esta iniciativa se radicalizó con el planteamiento de que este nuevo grupo estaría bajo un mando militar.

Organizaciones de la sociedad civil e instituciones internacionales criticaron este cambio de planteamiento porque representaba una militarización constitucionalizada de la seguridad pública y, por lo tanto, una amenaza para los derechos humanos en el país. El director de Humans Right Watch para las Américas, José Miguel Vivanco, declaró en su momento que la catástrofe de derechos humanos había sido causada, en gran medida, por la militarización de la seguridad pública y calificó a su propuesta como un “error colosal que podría frustrar cualquier esperanza de poner fin a las atrocidades que tanto sufrimiento han causado en México en los últimos años”7.

En otra conferencia de prensa, ahora conocidas coloquialmente como “Las Mañaneras”, López Obrador les reprochó a las organizaciones que se opusieron a su iniciativa: “Los expertos y los de las organizaciones de la sociedad civil, pues no sé qué estén pensando, porque ya basta también de la simulación, de estar nada más haciendo análisis de la realidad sin transformarla. Puro experto, puro diagnóstico, estudios, contratación de asesores, pero no se hace nada por cambiar las cosas. Lo de la Guardia Nacional es urgente, es una preocupación” 8.

La víspera de la sesión en el Congreso en la que se discutiría la ley se vivió, entonces, con mucha tensión, y la opinión pública daba por sentado que se aprobaría con los términos de López Obrador, a pesar de todos los pronunciamientos de expertos y organizaciones internacionales. Por eso sorprendió que con todos los votos a favor se aprobara algo completamente diferente a lo que se vislumbraba: una Guardia con mando civil, bajo el mando de la Secretaría de Seguridad. Empero, se fijó un plazo de cinco años en el que el Presidente podrá disponer de las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad pública.

Lo que significa que durante su sexenio, por lo menos cinco años, el rol del Ejército seguirá siendo predominante.

Hubo reacciones a favor y en contra, aunque la mayoría de los expertos que mantuvieron un debate previo con los senadores, celebró el dictamen aprobado. Catalina Pérez Correa, profesora-investigadora de la División de Estudios Jurídicos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), escribió en El Universal: “A diferencia del dictamen aprobado en la Cámara de Diputados, el nuevo dictamen de Guardia Nacional propone la creación de un cuerpo civil. Es de celebrarse que a pesar de la presión la oposición legislativa en el Senado haya defendido la Constitución y la vía civil, que los senadores de Morena estuvieran dispuestos a ceder en su postura inicial y consensuar una propuesta común. También que se haya permitido la participación de la sociedad civil en este proceso” 9.

Por su parte, el doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Mauricio Merino, criticó, en su columna también publicada por El Universal, el festejo que generó el dictamen aprobado con el argumento de que no es una buena noticia: “Tanta alegría aturde, porque la Guardia Nacional es, en el mejor de los casos, el resultado de un enorme fracaso. Es una de las expresiones más tristes de la decadencia del régimen democrático frente a los criminales. Es una prueba inequívoca de la incivilidad en la que vivimos. Es el reconocimiento explícito de que los cuerpos de policía que se diseñaron durante los gobiernos pasados fueron incapaces de cumplir su misión. Es la confesión de que se corrompieron e hicieron aún más grave el problema que debían atender. Es la renuncia explícita a abandonar el camino de la militarización. Es la rendición vagamente condicionada de gobernadores y presidentes municipales ante un desafío que los rebasa completamente. Es la formalización de la entrega de esa misión a los militares”10.

Las dos lecturas son válidas, diferentes ángulos en la interpretación del dictamen pueden llevar a concluir que el carácter será civil o militar. El que se haya decidido que el mando de la Guardia Nacional fuera civil es una batalla ganada en contra de la militarización. Sin embargo, si se lee el quinto transitorio, la intervención militar en la seguridad pública tiene fundamento constitucional por los próximos cinco años.

Durante una entrevista en un programa de televisión, posterior a la aprobación de la Guardia Nacional, Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, expresó que su objetivo de los próximos seis meses es llegar a un punto de inflexión en la tendencia creciente de los índices de criminalidad y, a los tres años, rescatar la paz y la tranquilidad del país, todo esto de la mano de la Guardia Nacional. Quizá fue parte de la inercia festiva que detonó la aprobación, pero sin duda, los objetivos del Secretario son más ambiciosos que los planteados por el ejecutivo11.

LA LEGALIZACIÓN, ¿OTRA VÍA DE PACIFICACIÓN?

Otro de los puntos del plan de seguridad del nuevo gobierno es el análisis de la prohibición de las drogas y enfoque en atención a adictos. La secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero, presentó en noviembre del año pasado una iniciativa para regular el uso de la marihuana con fines lúdicos, médicos y comerciales; cuyo objetivo es terminar la guerra contra las drogas12.

“Estamos a favor de la regulación de la cannabis, de su uso medicinal, de la autodeterminación, de liberar a aquellos que se encuentran en las garras de la amenaza por parte del crimen organizado y de la pobreza, estamos a favor de vivir en un México en paz”, aseguró al subir a tribuna la otrora senadora.

El secretario ejecutivo del Programa de Derechos Humanos y autor del libro Nuestra historia narcótica. Pasajes para (re)legalizar las drogas en México, Froylan Enciso, calificó a la iniciativa de Sánchez Cordero como una de las más avanzadas y vanguardistas que se han presentado en cualquier congreso del mundo, pero considera que podría mejorar en el ámbito de justicia social.

“Creo que en el sistema de licencias que establece la ley, sería importante que como parte e las medidas de justicia restaurativa, se les dé cierto número de licencias a los campesinos que han sido sistemáticamente perseguidos por el Ejército mexicano y por la Policía Federal por cultivar esta sustancia que ahora se podría producir legalmente, de manera regulada. Hay que reparar el daño en las comunidades, que por pobreza, han sido explotadas por el crimen organizado”, añadió en entrevista telefónica Enciso.

Una de las referencias políticas de Andrés Manuel López Obrador es Lázaro Cárdenas, lo ha dicho en múltiples ocasiones y forma parte de la imagen del gobierno federal. En 1940, el ex Presidente legalizó las drogas a raíz de que estudios médicos lo convencieron de que era mejor tratar el tema de las drogas como un asunto de salud pública y no de seguridad pública.

El 17 de febrero de 1940 se publicó en el Diario Oficial un nuevo Reglamento Federal de Toxicomanías del Departamento de Salubridad Pública que decía: “Considerando…Que la práctica ha demostrado que la denuncia (de la toxicomanía ‘y el tráfico de drogas enervantes’) sólo se contrae a un pequeño número de viciosos y a los traficantes en corta escala, quienes por carecer de suficientes recursos no logran asegurar su impunidad; que la persecución de los viciosos que se hace conforme al reglamento de 1931 es contraria al concepto de justicia que actualmente priva, toda vez que debe conceptuarse al vicioso más como enfermo al que hay que atender y curar, que como verdadero delincuente que debe sufrir una pena…Que el único resultado obtenido con la aplicación del referido reglamento de 1931, ha sido el del encarecimiento excesivo de las drogas y hacer que por esa circunstancia obtengan grandes provechos los traficantes”13.

Enciso relata que durante los cuatro meses que las drogas se legalizaron en México –el tiempo fue poco porque Estados Unidos no estuvo de acuerdo con la nueva política, ya que ellos querían controlar los precios durante la Segunda Guerra Mundial y amenazaron con dejar de exportar medicinas-, los consumidores, en lugar de ir con los dealers, obtenían la droga de manera segura y abajo del precio del mercado clandestino. Un golpe brutal al crimen organizado de la época.

Es obvio que las circunstancias y el contexto de aquellos años son muy distintos a los actuales, pero es importante analizar el enfoque que le dio Lázaro Cárdenas a su política de drogas, porque resulta imposible no inferir que los resultados catastróficos de hoy en día, no están relacionados con la visión de hacer un problema de seguridad pública, uno que debería ser de salud pública.

LA IMPUNIDAD Y LOS RETOS PENDIENTES

Una investigación de Animal Político, publicada el año pasado, indica que por cada 100 casos de asesinato, sólo en cinco se condena a un responsable, y que si se concentraran en encontrar a los homicidas entre 2010 y 2016, tardarían 124 años en hacerlo, de acuerdo con el ritmo del sistema de justicia mexicano14.

Uno de los mayores retos del nuevo gobierno debería ser asegurar (o reformar) las fiscalías para reducir la impunidad de los asesinatos y delitos en general. Y aunque sus decisiones ya indiquen que no cambiará, es necesario dejar de pensar que la prisión preventiva es una solución. Todo lo contrario, incluso es una causa de la crisis penitenciaria, la cual se quiere erradicar.

Sobre las violaciones a derechos humanos, López Obrador ha asegurado que se dejarán de cometer, que como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas nunca dará una orden que afecte a la ciudadanía. Suena bien, pero no será suficiente. El compromiso institucional tiene que ir acompañado de una fiscalización especializada en la materia, una preparación de las autoridades responsables de la seguridad y la reparación de justicia a todas las víctimas del pasado.


Con frecuencia se asegura que la violencia en México está normalizada. ¿Tienen razón? Sí. ¿Cómo explicaríamos, entonces, que la gente se sigue levantando día con día a vivir sus vidas con el riesgo latente de convertirse en otra víctima de esta espiral de violencia en la que cayó México desde hace 12 años? El mayor problema de terminar de convencernos de que la violencia está normalizada es la apatía. No podemos dejar que el siguiente paso sea afirmar que el problema es cultural. No es justo, no lo ha sido. El gobierno entrante tiene una misión complicada, pero no imposible. Darle vuelta a esta situación es una de sus responsabilidades


 

Fotografías: Eeliuth y Alan Pey


Referencias

1 Madrazo, A., Romero, J., Calzada, R. (2017). Los combates: La “guerra contra las drogas” de Felipe Calderón. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.nexos.com.mx/?p=31818

2 Pérez, C., Silva, C., Gutiérrez, R. (2011). Índice letal: Los operativos y los muertos. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.nexos.com.mx/?p=14555


3 La Redacción. (2013). Más de 121 mil muertos, el saldo de la narcoguerra de Calderón: Inegi. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.proceso.com.mx/348816/mas-de-121-mil-muertos-el-saldo-de-la-narcoguerra-de-calderon-inegi

4 Ángel, A. (2019). Nuevo récord de violencia en enero: 2 mil 928 homicidios y 164 víctimas de secuestro. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.animalpolitico.com/2019/02/violencia-enero-record-homicidios-secuestros/

5 Arteta, I. (2018). ¿En qué consiste el Plan de Paz y Seguridad que anunció López Obrador? Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.animalpolitico.com/2018/11/plan-de-paz-y-seguridad-amlo/

6 López, J. (2019). Gobierno no detendrá a capos; ya se acabó la guerra: AMLO. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.milenio.com/politica/gobierno-detendra-capos-acabo-guerra-amlo

7 Pérez, A. (2018). Guardia Nacional militarizada es un error de AMLO, dicen expertos. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.animalpolitico.com/2018/11/guardia-nacional-militarizada-error-de-amlo-expertos/

8 Monroy, J. (2019). AMLO lanza crítica a organizaciones que se oponen a la Guardia Nacional. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.eleconomista.com.mx/politica/AMLO-lanza-critica-a-organizaciones-que-se-oponen-a-la-Guardia-Nacional-20190213-0061.html

9 Pérez, C. (2019). Un dictamen para celebrar. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.eluniversal.com.mx/columna/catalina-perez-correa/nacion/un-dictamen-para-celebrar


10 Merino, M. (2019). Seré curioso, señor senador: ¿de qué se ríe, de qué se ríe? Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.eluniversal.com.mx/articulo/mauricio-merino/nacion/sere-curioso-senor-senador-de-que-se-rie-de-que-se-rie

11 El Financiero. (2019). En 6 meses debe verse un cambio en tendencias de inseguridad: Durazo. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/en-6-meses-debe-verse-un-cambio-en-tendencias-de-inseguridad-durazo


12 Morales, A., Arvizu, J. (2018). La senadora Olga Sánchez Cordero presenta iniciativa para regular la marihuana. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.eluniversal.com.mx/nacion/politica/la-senadora-olga-sanchez-cordero-presenta-iniciativa-para-regular-la-marihuana

13 Enciso, F. (2015). Nuestra historia narcótica: Pasajes para (re) legalizar las drogas en México. Editorial DEBATE. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.researchgate.net/publication/286626574_Nuestra_historia_narcotica_pasajes_para_re_legalizar_las_drogas_en_Mexico

14 Animal Político. (s.f.). Matar en México: Impunidad garantizada. Recuperado el 05 de marzo del 2019 de https://www.animalpolitico.com/muertos-mexico-homicidios-impunidad/

Extracto

RECIENTES

bottom of page