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Imágenes contra la discriminación.

Tres películas para reflexionar las representaciones en el cine



Sergio Salazar: Profesor Asociado del Departamento de Ciencias de la Información de la Universidad de Monterrey (UDEM); maestro en Dirección y Producción Cinematográfica por el programa de Kino Eyes en Europa.


La representación de las minorías en el cine independiente ayuda a representar los problemas de discriminación en el mundo real. A través del uso de la narrativa visual, este tipo de cine nos presenta una oportunidad de ver la realidad en busca de empatía e inclusión.


El cine funciona igual que la mente: nos muestra imágenes. Desde que nos despertamos nos contamos la historia de quiénes somos, en qué sociedad vivimos y a qué grupos pertenecemos. Tenemos una identidad física y una mente que, a su vez, nos conecta con otros.


Cuando vemos una película presenciamos nuestro propio pensamiento, estamos metidos en la narrativa, imaginando que experimentamos lo que vemos en pantalla. Somos capaces de sentir la vida de alguien más. Disfrutamos estar en la mente de otros a través de las historias que imaginamos en la pantalla.


La resolución de conflictos presentados en las historias produce buenos resultados cuando se usa para reflejar la realidad del discriminado: ver una película se convierte en un acto de empatía hacia la persona representada, confiriendo mayor conocimiento sobre su realidad.


De acuerdo con Amnistía Internacional1, la discriminación es nociva y perpetúa la desigualdad. En el fondo de todas las formas de discriminación están el prejuicio basado en conceptos de identidad y la necesidad de identificarse con un grupo determinado. En otras palabras, la discriminación nace a partir de la necesidad del ser humano de tener una identidad.


Según el dramaturgo Lajos Egri en El Arte de la Escritura Dramática 2, para crear

un personaje que tenga una identidad, éste debe cumplir con tres dimensiones: la fisiológica, la psicológica y sociológica. Como son iguales para todas las personas, son una buena forma de conectar con el público y lograr un efecto permanente en las personas. En este sentido, es importante mencionar que cada año en los festivales y premiaciones se exige más representación de las minorías en todas las pantallas.


El cine comercial nos alimenta con imágenes en su mayoría superficiales, con una visión idealista de la diversidad: la representación es el cambio. Pero las otras miradas se quedan al margen, aquellas que existen en el cine que se denomina independiente, alternativo o ‘de arte’ -el cine que los festivales y las ceremonias de premiación alaban pero que se pierden cuando llegan a la cartelera de la ciudad.

The act of killing





Para hablar de forma más libre sobre los tipos de discriminación, la podemos clasificar por la tridimensionalidad de la identidad de un personaje, eso que le concede su humanidad. Los documentales son la forma más directa de mostrar un problema en el cine. Este debe existir para que pueda ser registrado o, de otra forma, tendrá que recurrirse a la abstracción. Representar el recuerdo en el presente.


El documental The Act of Killing 3, del director Joshua Oppenheimer, nos presenta las motivaciones que llevaron a un grupo de asesinos a “limpiar” Indonesia de chinos comunistas. Entre 1965 y 1966 eliminaron a millones imitando las torturas de las películas de gangsters de la época de oro de Hollywood y sin recibir castigo, continuaron sus vidas después de la masacre.


Invitados por el director del filme, regresaron al lugar donde torturaron y mataron a sus víctimas para recrearlas de forma visual. La narrativa gira alrededor del asesino Anwar Congo, quien al inicio expresa un gran entusiasmo por participar en algunas escenas representando los casi mil asesinatos que perpetró. Conforme va buscando gente del pueblo que pueda actuar en la película, se da cuenta que nadie quiere ser asesinado ante cámara diciendo que es un comunista.


Las entrevistas son brutalmente honestas y logran filmar una de las formas en que comúnmente acababan con la vida de los traidores: amarrando un alambre a la pared, pasándolo alrededor del cuello de la víctima y jalandolo hasta provocar su muerte. Ellos interpretan el asesinato como si se tratara de un juego. El filme regresa en varias ocasiones a una secuencia en particular, donde cuatro bailarinas salen de la boca de una estructura en forma de pez. Esta puesta en escena es una representación de lo que ellos veían como un rito noble de purificación.


El reto de hacer las representaciones lo más real posible lo lleva a darse cuenta de que no existe forma de reflejar la magnitud de la masacre en un filme. El poder de las imágenes le brinda la posibilidad de entender lo que por sí mismo no puede: en su intento por probar que sus acciones fueron correctas, descubre lo que sintieron sus víctimas.


En una de las últimas imágenes, Anwar da arcadas en el lugar que al inicio se le aprecia jactándose: sentado ante una televisión de bulbos, mostrándole a sus nietos la película terminada, llega la parte más violenta: se ve a sí mismo siendo torturado y pregunta a cámara: “¿Es así como se sentían las víctimas?”. “No,” le responde

Oppenheimer, “lo que tú hiciste fue mil veces peor porque tú sabías que no sólo era una película”.


Una mujer fantástica




La cinta de Sebastián Lelio4 plantea el calvario que debe vivir una mujer transexual cuando su pareja, mayor que ella y antes casado, fallece. Marina (Daniela Vega) enfrenta la transfobia al tratar de llevar el luto de su ser querido, intimidada y agredida por la familia de su pareja.


La acusan de prostituta, asesina y la comparan con un animal. “Es que te veo y no sé qué es lo que veo. Una quimera veo”, dice la ex esposa. Mientras más amenazas recibe, mayor es su deseo de hacerse presente en el funeral de su ser querido, quien falleció repentinamente en su cumpleaños. Desde ese día, cada paso del

proceso se convierte en un calvario en el que tiene que demostrar que es una mujer.


El lenguaje narrativo de Lelio para retratar la vida interna de la protagonista pone el enfoque en la relación física que tiene este tipo de discriminación: Marina tiene que luchar contra el viento, verse deformada en un espejo, ver su rostro en un espejo compacto en medio de sus piernas y cuando finalmente logra liberarse, la vemos interpretar una coreografía y ascender hasta la cámara, mirándonos como una mujer completa.


La película representa un problema pocas veces visto en el cine, el luto de una persona querida desde el punto de vista de la transexualidad y la reafirmación del género como un concepto que trasciende al aspecto físico.


La única solución será rendirse a su propia esencia, ser fiel a sí misma y dejar el pasado atrás. Su viaje dura un par de días pero nos pone de frente ante lo inefectivo del sistema legal y la poca tolerancia que existe hacia la comunidad trans en las ciudades más desarrolladas de América Latina.

We need to talk about Kevin




A partir de nuestro deseo de pertenencia nos relacionamos en un entorno social que ayuda a proyectar nuestra identidad. Cuando se dejan de cumplir las expectativas impuestas por la sociedad se pierde la seguridad en uno mismo.


En la película We Need to Talk About Kevin5, una mujer vive bajo el acoso constante de su comunidad después de que su hijo cometiera un crimen que afectó a una pequeña ciudad en Estados Unidos. Se plantea a la protagonista Eva (Tilda Swinton) como una madre que una vez fue una mujer exitosa, con ambiciones profesionales y grandes aspiraciones, cuando de pronto se siente atrapada en su matrimonio a partir de concebir a su primer hijo, Kevin (Ezra Miller), quien se comporta de forma extraña desde que es un bebé y que parece saber cómo hacer sentir mal a su madre. Kevin crece y los incidentes se van haciendo cada vez más crueles, hasta que conocemos por completo cuál era su plan para avergonzar a su madre de forma irreparable.


La directora Lynne Ramsay ilustra la discriminación como una mancha que sigue al personaje femenino al no abrazar completamente el rol esperado de una madre. Esto a su vez se plantea como la causa del crimen cometido, dejándola relegada a vivir como una sombra, alguien que no puede disfrutar su vida. La presión social la lleva a mudarse a otra casa, en donde de nuevo es hostigada y su única posibilidad de una interacción son las visitas a la cárcel a ver a su hijo, quien no pierde oportunidad para castigarla por ser una mala madre.


El color rojo es importante para la evolución de la historia: al inicio demuestra la pasión que Eva tiene por su trabajo, la vemos bañada de rojo, dejándose llevar por la multitud en una tomatiza en España; después como un tomate estrellado en una pintura colgada en su sala, donde su hijo Kevin ha hecho una travesura de nuevo: también encuentra su casa bañada en pintura roja con mensajes amenazantes escritos con sangre; incluso se hace presente en una trágica escena que justifica el abuso verbal que recibe el personaje de Eva en su presente.


La presión se genera a partir de las expectativas que se tiene sobre las mujeres que buscan el éxito profesional o tienen otras aspiraciones aparte de ser madres. El filme hace que pongas atención sobre lo que provoca una línea de eventos que puede afectar a varias generaciones o poblaciones. Visualmente es provocadora, su montaje nos mantiene esperando una imagen que nos impacte, dependiendo mucho de la actuación de Swinton que cumple perfectamente. A final de cuentas nos ayuda a entender las repercusiones que existen cuando juzgamos con base al rol que se "debería" cumplir en la sociedad.


A partir de la experiencia del otro, las películas nos muestran de formas distintas que la representación de una persona discriminada en imágenes nos puede ayudar a pasar por un proceso de reflexión sobre las formas en que discriminamos. A través del cine es posible proponer imágenes que nos ayuden a plantear una sociedad más justa, representativa e incluyente. Sin embargo esto no significa un cambio garantizado, pero la empatía puede ser un buen primer paso.

El problema de discriminación en el país radica también en la falta de expresiones que nos muestren soluciones y que no se vean limitadas por el idioma, ingreso, origen o género. Por eso es importante resaltar la labor de un cine que nos enseñe cómo ser mejores personas siendo incluyentes, dejar a un lado los imaginarios que surgen del cine comercial y consumir imágenes que nos ayuden a encontrar nuestra identidad sin quitársela a otro.






Referencias


  1. Amnistía Internacional (2020) Discriminación - Resumen. Recuperado el 1 de marzo de 2021 de: https://www.amnesty.org/es/what-we-do/discrimination/

  2. Egri, L. (1960) El arte de la escritura dramática. México, 2010

  3. Oppenheimer, J. (2012) The Act of Killing. Inglaterra, Dinamarca, Noruega.

  4. Lelio, S. (2017) Una mujer fantástica. Chile, España, Alemania.

  5. Ramsay, L. (2011) We need to talk about Kevin. Inglaterra, Estados Unidos.

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