Pérdida de estatus y de privilegios
Por: Edrei Álvarez Monsiváis
La protección a los niños, adolescentes y jóvenes se basa en promover factores de protección y uno de ellos es la información, declaró Jesús Ramírez Cuevas, portavoz del Gobierno federal durante la presentación de la campaña para la prevención de adicciones si te drogas, te dañas[1], la cual consta de ocho spots audiovisuales que contienen un número de contacto para solicitar apoyo a la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic).
Con base en el contexto social de consumo de drogas, violencia y políticas públicas, pero también en los esfuerzos actuales por erradicar los discursos discriminatorios en los medios, resulta importante poner atención en torno a la narrativa y lenguaje utilizado en dichas piezas.
Durante el primer año de pandemia, de acuerdo con el proyecto VoCes-19 Population Council[2], en México la adquisición de estas sustancias ilícitas aumentó en un 15 % entre los adolescentes (15 a 17 años) y jóvenes (18 a 24 años). Además de la edad, se ha encontrado que los hombres y las personas con ingresos económicos superiores registran mayor consumo al alza que las mujeres y las personas de ingresos económicos medios o bajos.
Estereotipos de estatus de privilegio
Los spots presentados tienen la intención explícita de contar microhistorias, cada una ofreciendo un parangón entre dos realidades: una primera donde se muestra a un personaje con un estatus alto de poder económico y que está envuelto en la distribución o adquisición de drogas; y una segunda donde aparece el mismo personaje, pero en esta ocasión en un estatus económico inferior, situación que hace alusión a las consecuencias de estar inmerso en el mundo de los narcóticos.
En esta línea, se puede inferir que la confección de esta narrativa está en consonancia con el incremento en el uso de estupefacientes por parte de personas con ingresos económicos altos. La consecuencia de pérdida de estatus en una sociedad capitalista y basada en apariencias resuena como un final caótico.
Las dos realidades son introducidas de manera secuencial o a partir de dividir la pantalla en dos. Si bien este formato se utiliza en todos los spots, es más evidente en el tercero de la campaña[3].
Para reflejar una realidad privilegiada, el mensaje general cae en tres categorías de estereotipos. El primero de ellos es el de la puesta en escena, esto es, todos los elementos y arreglos que son encuadrados por la cámara. En ese sentido, la vestimenta juega un papel importante, en tanto los personajes de la realidad privilegiada usan trajes, chamarras de cuero o batas estampadas, así como joyas y lentes oscuros. También son dueños de coches deportivos, convertibles y camionetas costosas. El entorno en el que se desarrollan las escenas es con mobiliario y utensilios en colores dorados y en escala de grises.
El estereotipo marcado está basado en la narrativa histórica y cultural de que las mujeres no han ostentado el poder económico por sí mismas, sino por su relación con un hombre.
Además, los elementos están estratégicamente colocados y mantienen una organización que da sensación de armonía y orden a través de un decorado minimalista. Aquí también entra la cuestión de la colorimetría ya que se utiliza una iluminación clara. Asimismo, en algunas escenas se puede ver que son personas de ciudad en tanto se observan ventanales donde quedan visibles grandes edificios.
La segunda categoría de estereotipos encontrada son los de género: las mujeres de los spots aparecen al servicio de los sujetos varones como encargadas de llevarles maletines de dinero, bebidas o solo decoran el ambiente. Las actrices poseen cuerpos hegemónicos, ya que son estilizados, delgados, de piel clara, con cabello cuidado, maquilladas para ensalzar su belleza y con vestimentas que realzan su figura. De tal suerte que el estatus de los hombres se representa a partir de tener mujeres de cuerpos hegemónicos a su servicio.
En este mismo sentido, pocas mujeres protagonizan las historias que buscan contar por lo que participan en papeles secundarios. Cuando ellas protagonizan, sin embargo, no son representadas con los elementos de puesta en escena que resaltan el estatus. Así, el estereotipo marcado está basado en la narrativa histórica y cultural de que las mujeres no han ostentado el poder económico por sí mismas, sino por su relación con un hombre[4].
Finalmente, el tercer estereotipo es el color de piel. Si agrupamos a los protagonistas de estas microhistorias es posible advertir que la mayoría tiene una tez clara y algunos cuentan con una tinte similar en su cabello. Al ser estos personajes los que ostentan el poder económico, se puede concluir que en la campaña se vincula al color de piel con el estatus. Este fenómeno ya ha sido registrado en diversos mensajes publicitarios mexicanos[5],[6] y señalado como colorismo[7], término que describe a las expresiones racistas que legitiman relaciones asimétricas de poder socioeconómico con base en diferentes tonalidades de piel, ojos, cabello, entre otros rasgos, posicionando a la blanquitud como un modelo aspiracional[8].
Representación de la pérdida de estatus
Ahora bien, se pueden aplicar los mismos estereotipos, pero ahora en el descenso del estatus. En cuanto a la puesta en escena, los personajes de esta nueva realidad poseen una vestimenta más simple que consiste en camisetas, jeans y ropa desgarrada, sucia o parchada. Sobre los automóviles, estos son combis y taxis rosas de la Ciudad de México.
En antítesis al entorno ordenado y minimalista, las escenas están saturadas de elementos como sillas, vasos y cubetas de plástico, botellas vacías, latas abiertas, tuberías, cajas de cartón, materiales de cocina y aparatos que aparentan estar sucios, desgastados o descompuestos. La iluminación no es tan clara como en las escenas de privilegio; ahora existe oscuridad, sombras y un haz de luz cálida sobre los sujetos. Los lugares en los que se presentan dejan de ser casas o edificios costosos para estar en barrios con paredes y cortinas de aluminio con grafiti y espacios en obra negra o con paredes trasminadas y despintadas.
Sobre los estereotipos de género, se encuentra que la pérdida de estatus también presupone una pérdida de posesión de mujeres, ya que ahora ellas no aparecen. Mientras que las microhistorias que eran protagonizadas por mujeres ahora las exhiben desalineadas y mal vestidas, de tal forma que su pérdida de estatus es la pérdida de una apariencia atractiva.
Los spots vinculan a la tez clara y figura estilizada con la riqueza, mientras que la tez morena y con cuerpos diversos es adjudicado no solo a la pérdida de estatus, sino al crimen.
Es importante señalar la subrepresentación de mujeres en estas microhistorias. Si bien esto podría entenderse porque los números en México señalan que el uso de drogas es más preponderante en hombres que mujeres[2], las Naciones Unidas ya han estimado que el incremento en la adquisición de alucinógenos por mujeres es cada vez más acelerado[9]. De hecho, se apunta que debe ser una proporción similar de hombres y mujeres que consumen estos narcóticos, pero que el sistema de atención de salud hacia ellas es bajo y por tanto no suelen incluirse en las estadísticas.
Por otra parte, en la realidad de pérdida de estatus se incorporan nuevos personajes secundarios. Ellos son hombres corpulentos, de tez morena, con tatuajes visibles y algunos usan piercings; entran a escena para violentar a los privilegiados que han perdido su estatus. En ese sentido, los spots vinculan a la tez clara y figura estilizada con la riqueza, mientras que la tez morena y con cuerpos diversos es adjudicado no solo a la pérdida de estatus, sino al crimen. De esta forma, se recurre a un estereotipo colorista que viene heredado desde la Colonia[6].
Otro elemento que enmarca estas historias es la pieza musical del género rap que ambienta al material y va explicando las consecuencias del uso de drogas. Su elección no parece ser aleatoria puesto que el nacimiento de este estilo musical se da en los barrios neoyorquinos habitados por afrodescendientes e hispanos y ha sido asociado con el consumo de estupefacientes[10]. Este género musical también se aprovecha para utilizar un lenguaje coloquial que busca conectar con las audiencias, como hablar de dichas sustancias químicas con su nombre comercial (perico, mona, cristal, piedra, chemo) o utilizar palabras comunes como bisne, hermano y carnal.
La campaña contra el fentanilo
De acuerdo con el portavoz del Gobierno federal, la actual campaña comprende un llamado de atención preferente hacia el uso de las drogas sintéticas, específicamente el fentanilo. Este es un opioide que funciona como analgésico y se caracteriza por ser 50 veces más fuerte que la heroína, 100 veces más potente que la morfina, pero también más barata, pues una dosis puede costar de 30 a 50 pesos[11].
Clara Luz Flores, titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, explicó que la estrategia contra el fentanilo está enfocada en la localización y clausura de los laboratorios de esta droga sintética que desde la primera dosis puede ser mortal[12], lo cual se relaciona con que varios de los spots presentan a personas fabricando tales alucinógenos en laboratorios clandestinos.
No obstante, en ellos se encontraron dos cuestiones que no podemos dejar pasar. Una primera es la pieza audiovisual que muestra imágenes en blanco y negro de la Alemania nazi. El narrador explica que dicho ejército consumía metanfetaminas, lo que los llevó a deshumanizarse y cometer el genocidio.
Este símil busca causar un impacto en las audiencias comparando a los usuarios de los narcóticos con los integrantes de la milicia nazi. Sin embargo, hay una falacia en esta comparativa, ya que es conocido que el ejército nazi tenía una ideología supremacista, racista y xenófoba que lo llevó a incurrir en crímenes. Por tanto, el spot se vuelve tendencioso y juega libremente con la historia para provocar emociones y sentimientos en las audiencias.
El segundo punto en este plan contra las drogas sintéticas son los spots donde se exhibe a sujetos sin conciencia de sus actos ni control sobre sus cuerpos ya que tiemblan y se contorsionan de manera abrupta. Lo criticable de esto es que dichas imágenes fueron tomadas de videos de indigentes y personas narcotizadas de Kensington, Filadelfia[13]. Esto es evidente ya que se capturan los basureros de agujas (needle drop boxes), característicos de esa ciudad estadounidense.
A partir de todo lo relatado, se puede concluir que la campaña posee una audiencia concreta que son los hombres jóvenes y de clase económica alta que coinciden con los sociodemográficos de las personas que más consumen drogas, específicamente, las sintéticas. Para llegar a estos estratos, el material está basado en estereotipos de estatus que se reflejan en la puesta en escena, selección de los actores, música y lenguaje coloquial con el fin de apelar a emociones negativas como el miedo y la aversión para alertar a las audiencias sobre las consecuencias del uso de drogas.
A pesar de ello, el material tiene un área de oportunidad ya que, en lugar de enfocar sus audiovisuales en realidades, caen en lugares comunes y estereotipados sin una propuesta nueva. Incluso, utilizan la historia de manera tendenciosa y recurren a imágenes que no representan a la realidad mexicana. Al ser un problema que conecta agendas de salud, seguridad, economía entre otros temas de importancia pública, se deberían orientar en propuestas más elaboradas que coincidan con la realidad actual, que posean datos fiables y que no repliquen estereotipos que perpetúen narrativas sexistas, clasistas y racistas. En palabras del portavoz Ramírez Cuevas, que promueva la información como factor de protección contra las adicciones.
Edrei Álvarez Monsiváis
Maestro y doctor en Estudios Humanísticos por el Tecnológico de Monterrey; licenciado en Periodismo y Medios de Información; profesor-investigador de licenciatura, maestría y doctorado en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), la Universidad de Guadalajara(UdeG) y la Universidad de Monterrey (UDEM); defensor de audiencias de Radio UDEM; miembro del Sistema Nacional de Investigadores en el nivel I.
REFERENCIAS
1. López Obrador, A. (2022, 8 de noviembre). Informe de seguridad será quincenal. Conferencia presidente AMLO. [Video]. YouTube. https://youtu.be/o5lmHsGYB2Y
2. Branded Content. (2022, 15 de marzo). El consumo de drogas en adolescentes en México aumentó un 15% durante la pandemia. El Economista. https://bit.ly/3h25zzr
3. Gobierno de México. (2022, 18 de enero). Estrategia Nacional Para la Prevención de Adicciones. [Video]. YouTube. https://youtu.be/jaFovAuAb6E
4. Valcárcel, A. (1997). La política de las mujeres. Cátedra.
5. Tipa, J. (2020). Las prácticas corporales y el racismo colorista en el contexto mediático en México. Inter Disciplina, 8(22), 113-135. https://doi.org/10.22201/ceiich.24485705e.2020.22.76421
6. Tipa, J. (2020). “Latino internacional, no güeros, no morenos”. Racismo colorista en la publicidad en México. Boletín de Antropología, 35(59), 130-153. https://doi.org/10.17533/udea.boan.v35n59a08
7. Collins, P. (1990). Black feminist thought: knowledge, consciousness and the politics of empowerment. Routledge.
8. Navarrete, F. (2016). México racista: una denuncia. Grijalbo.
9. Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. (2022 , 27 de junio). El Informe Mundial sobre las Drogas 2022 de la UNODC destaca las tendencias del cannabis posteriores a su legalización, el impacto ambiental de las drogas ilícitas y el consumo de drogas entre las mujeres y las personas jóvenes. [Comunicado de Prensa]. Naciones Unidas. https://bit.ly/3UtSf4K
10. Tsitsos, W. (2018). Race, class, and place in the origins of techno and rap music. Popular Music and Society, 41(3), 270-282. https://doi.org/10.1080/03007766.2018.1519098
11. Infobae. (2022, 15 de noviembre). Cuál es el futuro de la crisis de fentanilo en México que ya se está viendo reflejado en EEUU. Infobae. https://bit.ly/3H6xjh3
12. Facultad de Ciencias de la Comunicación. UANL (Oficial). (31 de octubre de 2022). Panel: Desafíos de la seguridad. [Video]. Facebook. https://fb.watch/h9mE7lC6g1/
13. Stevenson, M., & Dale, M. (2022, 11 de noviembre). México muestra calles de Filadelfia en anuncios antidrogas. Los Angeles Times. https://lat.ms/3VPY9Oq