Por: Nohemí Vilchis
Pamela, de 29 años, ha escuchado desde hace tiempo las experiencias de varios amigos en aplicaciones de citas, que incluyen desde el momento más incómodo de sus vidas hasta propuestas de matrimonio. Ella considera que no tiene tiempo para buscar y que entre menos se concentre en eso, el amor tocará a su puerta, pero ¿qué haría cuando ya no puede salir de su casa para encontrarse con él?
El 2020 ha traído consigo incertidumbre, una alteración de hábitos y la búsqueda de formas creativas de convivir y adaptar las necesidades de cada persona a las circunstancias, por lo que muchos solteros que siguieron las medidas del distanciamiento social decidieron hallar por sí mismos compañía para pasar sus ratos libres o distraerse. Aunque algunos encontraron más que eso.
Tinder[1] registró durante el periodo de aislamiento el mayor número de desplazamientos en la historia de la aplicación de citas, con cifras que ascendieron a los tres mil millones durante el domingo 29 de marzo; por ello, la empresa optó por habilitar gratuitamente la función Passport durante abril, a fin de que los usuarios “viajaran” y conectaran con personas en cualquier parte del mundo.
Otras apps, como Bumble, quitaron los límites al extender el rango de distancia para hacer match, incorporaron las llamadas o videollamadas a través de la misma aplicación e incluso ofrecieron cuestionarios que dieran pie a iniciar una conversación con facilidad.
“Al mes prácticamente hablábamos cinco veces al día, nos poníamos a beber en videollamada y nos hacíamos preguntas uno del otro. Queríamos saber prácticamente todo, lo que hacíamos, nuestra infancia, qué nos gustaba, parecía que nos conocíamos de toda la vida. Él es de Puerto Rico pero es marín de Estados Unidos, entonces no tenía mucho tiempo de salir de la base y su medio de comunicación era la aplicación para conocer. Agradecíamos un poco a la pandemia por habernos conocido, pero eso a la vez nos detenía porque no podemos vernos todavía. Ya vamos por cinco meses así”.
Lizzy, 22 años, México.
¿COVID O CUPIDO?
Francesc Núñez Mosteo, sociólogo de emociones y director del máster Humanidades: arte, literatura y cultura contemporáneas en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), afirma que la contingencia es una oportunidad para experimentar y abrir nuevas fronteras, por lo que más personas utilizan este tipo de herramientas para romper las barreras de tiempo y generar espacios distintos.
“Nuestra relación con el mundo va a ser cada vez más a través de las pantallas, esto para bien o para mal es una tendencia que hace unos meses ya se podía afirmar sin equivocarse, no ha sido intencionado ni mucho menos, pero el resultado ha sido como un experimento mundial de ver qué pasa cuando todo es a través de las pantallas”, explica.
A su vez, Naief Yehya, periodista e ingeniero industrial de la Universidad Nacional Autónoma de México, asegura que la situación actual es un laboratorio del ser, donde existe la oportunidad de reconstruir universos sociales y reevaluar las formas de interacción.
“Es muy paradójico que un medio que en cierta forma vemos como algo que nos va a aislar, a enajenar o a separar de los demás, también es el medio que nos mantiene conectados y vivos en una especie de sociedad virtual”, dice.
Mientras tanto, Mónica Leiva Olmo, psicóloga por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y con máster en Sexología y Terapia de Pareja, establece que el modelo de contacto humano se ha estado redefiniendo durante el aislamiento y por ende el tipo de usuario en estas aplicaciones de citas online ha cambiado, así como la finalidad de utilizarlas, lo que antes tenía una connotación sexual ahora también sirve para conocer a otros y aliviar la soledad.
Las relaciones a distancia se verán de forma diferente, pero será más común ver a personas rompiendo tabúes y prejuicios sobre comunicarse con otros por medio de redes sociales en todos los ámbitos de las relaciones humanas, expresa.
“Al día de hoy estoy en una relación de casi tres meses con alguien a casi 10 mil kilómetros de distancia. Es de México y usó la función de Passport, ya que también tenía una conexión emocional con Europa. Y muy pronto, después de que comenzó a escribirme a principios de abril, se desarrolló un sentimiento de comodidad, comprensión y también una profunda amistad, que se convirtió en una relación en mayo. Existieron muchas preguntas antes de afirmar esto: ¿qué es una relación? ¿Pueden las personas realmente tener una relación sin haberse conocido antes? Sí pueden. Incluso si una persona vive siete horas en el futuro a comparación de la otra. De alguna manera, desarrollar una conexión profunda entre nosotros funcionó aún mejor”.
Cloud, 24 años, Austria.
Por otra parte, Cecilia García, psicoterapeuta por la Escuela Libre de Psicología de Chihuahua, indica que el uso de estas apps se relaciona con la necesidad de conectar a nivel personal con el otro, misma que se aumentó a lo largo de la pandemia al resaltar la soledad que invade a muchos.
Esta situación consiguió que las personas se percataran de lo solas que se sentían, pero encontraron refugio en vincularse con alguien que tal vez esté a kilómetros de distancia y que entiende porque comparte la misma experiencia del distanciamiento, ya que propicia un tema de conversación, asevera la Coach Gestalt.
Tinder1 reveló en una solicitud de información que las conversaciones aumentaron un 20 % en todo el mundo en marzo, mismo mes donde las biografías de los miembros de la plataforma leían mensajes como “quédate en casa”, “cuídate” o “distanciamiento social” e incluían emojis de lavarse las manos o hablaban sobre papel higiénico.
Ante esto, Núñez Mosteo señala que el uso de estas funciones se ha acelerado, al ahorrar muchos pasos y permitir a las personas practicar tener relaciones a mucha más distancia y con mayor naturalidad que antes; la selección del catálogo en el dispositivo favorece establecer relaciones rápidas de forma efectiva, donde existe la posibilidad del enamoramiento y el esfuerzo de conocerse algún día.
“Esta fue mi forma de viajar por el mundo este año aunque sólo haya sido para conocer gente y no visitar los paisajes, monumentos, ciudades y experiencias en general. ‘Viajé’ a Europa realmente porque hice un intercambio allá y sentía nostalgia. Y así fue como conocí a Cloud. Los primeros pasos fueron sencillos, hicimos match por suerte y le mandé mensaje, cada vez fueron más y más mensajes hasta que platicábamos todo el día, todos los días. La amistad mostró un interés romántico rápidamente, hubo una conexión y se inició una relación a distancia con siete horas de diferencia. Hemos desarrollado una forma en la cual nos comunicamos entre semana y guardamos los sábados para tener nuestras citas”.
Ricardo, 24 años, México.
MÁS QUE UN PERFIL
Con las interacciones a través de la pantalla, se convierte en tarea sencilla mantener una ilusión o un personaje al vender una serie de ideas que otorgan una identidad, sin embargo, lo que contribuye a reinventarse de igual manera puede significar menos responsabilidad con la realidad, asegura Yehya.
Asimismo, el sociólogo de las emociones describe que una persona produce ciertas narraciones de sí misma sobre cómo es y qué le gusta al momento de conocer a alguien, en el plano digital esta historia se cuenta mediante los perfiles de usuarios con ayuda de fotografías y biografías, es sólo una adaptación más elaborada.
“Cuando uno se presenta con un desconocido también hay algo de performance, hay algo de interpretar un papel, llenar una imagen, pero en la realidad quiero pensar que eventualmente la fantasía que uno se hace de uno mismo, que quiere vender, se va disolviendo en una persona real”, expone el periodista.
De la misma forma, García sugiere que la pantalla también tiene un efecto positivo entre los interlocutores, debido a que esta misma división ocasiona que exista una confidencialidad por el hecho de no ver al otro físicamente, es ahí donde se le puede contar los peores miedos, pesadillas y hasta sueños, propiciando una confianza donde el otro entiende y se crea una conexión íntima.
“Volví a descargar la app durante la cuarentena porque una amiga me comentó sobre la función de Passport y un par de días más tarde, lo conocí. Tengo que confesar que fue una experiencia muy diferente en comparación a la mayoría de los chicos locales con los que me he topado en la aplicación. Al principio sólo intercambiamos fotos sobre nuestros estilos de vida y lo que hacíamos en el día, aunque aún lo hacemos, pero muy pronto escalaría a estar en videollamadas casi a diario. Tratamos de enseñarnos mutuamente nuestros idiomas y por lo general hablamos de nuestras costumbres en torno a las distintas tradiciones y religiones”.
Clari, 25 años, México.
Sin embargo, el compartir información y abrir esas fronteras también conlleva un riesgo de crear expectativas o idealizaciones sobre la otra persona, que puede fácilmente conducir a una decepción cuando estas no se cumplen.
“Cuando conoces a alguien nuevo o entras a un espacio que yo llamo una espera imaginativa, donde la imaginación de quién será, cómo será, qué pasará mañana, te genera emociones. Te hace sentir cosas como en el cine, que son tan reales como las que puedas tener en el cara a cara. Y eso es tan real, es tu cuerpo, eres tú que estás tan emocionado aunque sea la imaginación la que las ha producido”, indica Núñez Mosteo.
Frente a esto, Leiva Olmo recomienda no elevar las expectaciones en una relación a distancia, debido a que la versión que se muestra puede que no sea conocer a alguien en su totalidad, además de que existen olores, hábitos o defectos que no se pueden conocer mediante el dispositivo y pueden ser determinantes.
A pesar de conectar en el plano virtual, es inminente que las parejas den un salto al mundo físico eventualmente, debido a que la química, el contacto corporal o la emocionalidad juegan un rol vital en las relaciones, indica el director del máster Humanidades en la UOC.
Al mismo tiempo, la especialista en Sexología y Terapia de Pareja sugiere que este paso es necesario para que las personas sientan una evolución y las relaciones logren perdurar en el tiempo.
“La descargué porque tenía curiosidad pero descubrí muchos perfiles falsos y personas que sólo buscan sexo. Mi única buena experiencia fue conocerla y creo que es perfectamente suficiente para mí. La única función que utilicé fue la de Passport cuando descargue la app en el lapso del distanciamiento social. Encontré a la mujer más hermosa del mundo. Estamos un poco lejos pero somos muy felices. Mi novia es mexicana, entonces parecería que el lenguaje puede ser un problema, pero estamos en el siglo XXI, así que usamos el traductor. Con el tiempo, hemos superado esta situación, ella aprendió algunas palabras en mi idioma y yo en el de ella”.
Halil, 27 años, Turquía.
La psicoterapeuta mexicana establece que la química tanto física como sexual es indispensable para conectar de forma íntima, así como el encontrarse en persona ayuda al hecho de conocer al otro en distintos ámbitos, lo que contribuye a crecer y determina que la relación se fortalezca o se pierda. No obstante, dependerá del tipo de relación que cada persona busque y la forma en la que desee solventar sus propias necesidades.
Mientras exista un nivel de conciencia y un trabajo interno saludable, García señala que no está mal buscar pareja en estas plataformas, ya que el usuario no depende de externos para reconocer su valor, es decir que no requiere de la adrenalina que da hacer un nuevo match y no procura constantemente esta satisfacción.
Es posible que durante la pandemia algunos usuarios utilizaran las aplicaciones para satisfacer su ego o un deseo sexual como lo hacían antes del aislamiento, pero para otros representó una oportunidad de compartir, “viajar” y explorar nuevas funciones con el fin de ser escuchados y sentirse acompañados, hasta el punto de encontrar el amor.
Quizás para algunos este lapso de incertidumbre sólo intensificó la curiosidad de buscar conectar o incluso apagar la soledad que ya estaba presente, tal vez para otros fue fugaz como un escape de su propia realidad. Sin embargo, lo cierto es que varios se dieron el tiempo de permitir envolverse en historias, de interesarse y figurar en la vida del otro para fantasear con un futuro que aún es incierto.
*Se mantienen bajo pseudónimo las identidades de los usuarios de las plataformas por motivos que mejor les convengan.
Ilustraciones: Freepik
Referencias [1] Tinder (2020). Global Passport Press Release.