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Anhelado Respiro


Biden representa un nuevo comienzo para los Estados Unidos




Por Francisco García Benavides

Maestro en Administración Pública (Sciences Po Paris) y en Economía Política (London School of Economics).



“La mayoría de los hombres tienen implantada una debilidad por el poder,

y es natural abusar de él cuándo lo consiguen” Alexander Hamilton


Fotografía: Freepik

El revolucionario ruso Lenin sostenía que había “décadas donde no pasa nada y hay semanas donde pasan décadas”[1]. Las últimas semanas han sacudido a los Estados Unidos y al mundo entero con el ominoso desenlace de la era Trump. El republicano fue el arquitecto de uno de los ataques más peligrosos y letales que ha sufrido la democracia norteamericana. No nada más reafirmó su desprecio por la Constitución al buscar revertir la amplia victoria de Joe Biden, sino que su llamado a la violencia para impedir la certificación legal de su derrota por parte del Congreso lo convertirá en el primer mandatario en la historia del país en enfrentar dos procesos de destitución.


PRUEBA TITÁNICA


Los profesores de Harvard Steven Levitsky y Daniel Ziblatt argumentan en su libro How Democracies Die’[2] que, a diferencia de la creencia popular, en realidad los sistemas democráticos no culminan con un acontecimiento violento -revolución o golpe de estado- sino a través de una gradual erosión de las instituciones. Utilizando casos de estudio: Hitler, Hugo Chávez y Recep Tayyip Erdogan, advierten que los demagogos se encumbran en el poder a través de la vía democrática -elecciones- y desde ahí inician el proceso de desmantelamiento hacia el despotismo: restricción de participación política, supresión del voto, coacción de libertades civiles, cooptación del Poder Legislativo y Judicial, entre otras.

Precisamente este escenario fue una preocupación latente para los padres fundadores: George Washington, Alexander Hamilton, Thomas Jefferson, entre otros, quienes al diseñar la primera democracia moderna buscaban a toda costa evitar la llegada de un tirano al poder[3]. Obsesionados con esta idea edificaron un ‘sistema de pesos y contrapesos’ -inspirado en las tesis del Baron de Montesquieu[4], para que así reinará la separación y un equilibrio saludable entre los tres poderes. El padre fundador y cuarto mandatario James Madison puntualiza en ‘The Federalist’ que “la mera definición de tiranía es cuando todos los poderes se concentran en un solo lugar”[5]. A lo largo de la historia este diseño institucional resistió a episodios funestos como la Guerra Civil 1861-1865, la Gran Depresión de 1929, Watergate en 1972 o a personajes sombríos como el Senador J. McCarthy en los 50 o en los 60 al Gobernador segregacionista George Wallace. No obstante, la sorpresiva victoria de Trump en 2016 puso nuevamente a prueba la solidez de este sistema político.


RESISTENCIA


Trump actuó como siempre dijo que iba a conducirse: sin reconocer las elecciones, renunciando a una entrega pacífica del poder e incitando al extremismo y a la violencia.

No debe causar sorpresa que en todo momento buscó emular a líderes autoritarios. Ejemplo de esto es el relato del ex asesor de seguridad nacional John Bolton quien narra en su libro “The Room Where it Happened” [6] que Trump le confesó a Xi Jingping en una visita de Estado en Pekín que “el límite constitucional de dos mandatos debería ser derogado para él”.

Un común denominador en los últimos cuatro años fue el cultivo de realidades alternas y teorías de conspiración que fueron avaladas por el discurso presidencial; no por nada al perder las elecciones publicó más de 300 tuits quejándose del resultado final[7] a pesar de que las cortes no detectaron ninguna inconsistencia en los resultados y sus demandas fueron desechadas hasta por jueces republicanos. Sus ataques no se quedaron únicamente en discurso sino que hubo acciones no democráticas como la llamada -divulgada por el Washington Post- donde le solicita al Secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, que buscará los 11,780 votos que faltaban para llevarse la victoria en esa entidad.

La narrativa de ‘fraude electoral’ y el llamado a la movilización violenta por parte de Trump resultó en un episodio aterrador: el asalto al Capitolio el 6 de enero, el cual fue condenado hasta por líderes mundiales cercanos a él: Boris Johnson (Reino Unido), Benjamin Netanyahu (Israel) y Narendra Modi (India)[8]. Todo inició en la mañana cuando el mandatario se pronunció ante el rally ‘Save America’: “juntos estamos decididos a defender y preservar el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo…y que deberían de luchar como en el infierno”[9] urgiéndoles que marcharan rumbo al Congreso para impedir el ‘fraude’. Al llegar al Capitolio lo ocuparon y saquearon, ondeando la Bandera confederada y hasta destrozaron las oficinas de los congresistas. Todo el edificio tuvo que ser evacuado y durante la turba varias personas perdieron su vida. A pesar de la mayúscula crisis por la noche el Congreso retomó sus actividades y certificó la victoria demócrata.

Algunos analistas han conceptualizado erróneamente este ataque como un intento de golpe de estado. Técnicamente, en palabras de Erica de Bruin[10], quien ha investigado este fenómeno por más de una década, no reúne las características puesto que ninguna facción del Ejército o de las fuerzas de seguridad participó en el suceso. En cambio, se debe catalogar como una insurrección doméstica. Las pruebas son contundentes: Trump llamó a la rebelión e insurgencia justificando el uso de la violencia. Lo asombroso del suceso es que ni siquiera en la Guerra Civil o en dos de las Guerras Mundiales del siglo XX el Capitolio había sido embestido; la última ocasión en la que se llevó a cabo un hecho parecido fue cuando los ingleses le prendieron fuego al Congreso en 1812[11] en la ‘Quema de Washington’.

Trump ostentará el récord de haber sido el único mandatario en enfrentar dos veces un proceso de destitución, lográndolo tan solo en un plazo de 13 meses. La Cámara de Representantes le imputó el cargo por “incitación a la insurrección”. Tal y como lo planteó el consejo editorial del Financial Times[12]: “enjuiciar a un Presidente de Estados Unidos una vez es un asunto bastante grave. Hacerlo dos veces es único en toda la historia”. El proceso fue aprobado por 222 legisladores demócratas y apoyado por 10 republicanos en la Cámara de Representantes. De momento el proceso se encuentra en el Senado en el cual hay opiniones divididas sobre si se materializará. Cabe agregar que ningún mandatario ha sido juzgado una vez que ya no está en el poder.

¿Qué es lo que verdaderamente está en juego? Impedir que Trump se vuelva a postular a la presidencia como planea efectuarlo en 2024. Sin embargo, esta no será la única batalla legal que enfrente ya que también lo estarán esperando otros procesos penales cuando deje la Casa Blanca.


OXÍGENO PURO


La democracia norteamericana logró resistir los ataques sistemáticos. Las politólogas Susan D. Hyde y Elizabeth Saunders señalan que “nuestra democracia ha sobrevivido por ahora, pero aún no sabemos si algunas instituciones democráticas cruciales se doblaron tanto que, frente a la próxima prueba, se romperán”[13]. Como consecuencia Joe Biden y Kamala Harris tienen el monumental reto de robustecer la democracia americana y conciliar al país, y al mismo tiempo, atender las apremiantes crisis que enfrentan en materia de salud pública, ambiental y económica.

Las inesperadas victorias en las elecciones extraordinarias por el Senado en Georgia -bastión Republicano- por el afroamericano Raphael Warnock y el judío John Ossof les permitirá a los demócratas tener mayoría -la famosa ‘Blue Wave’- en ambas cámaras puesto que el voto decisivo en el Senado estará en manos de la Vicepresidenta Kamala Harris. Con esto la administración tendrá el control de la agenda legislativa; con un amplio margen de maniobra para impulsar leyes y nombramientos, en contraste con la gestión de Barack Obama que toda iniciativa era saboteada por el Senador republicano Mitch McConell.

La llegada de Biden a la presidencia le brindará un anhelado respiro a los Estados Unidos y al mundo entero después de haber resistido a uno de los asaltos más críticos que ha sufrido la democracia americana.



 

Referencias

  1. BBC. (2017). El Épico Viaje en el Tren con que Lenin Regresó a Rusia para Liderar la Revolución. BBC. Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-39381989

  2. Levitsky, Stephen & Ziblatt, Daniel. (2018). How Democracies Die. New York City: Crown Publishing Group.

  3. Hamilton, Alexander, Madison, James & Jay, John. (2008). The Federalist Papers. Oxford: Oxford University Press.

  4. Montesquieu, Baron de. (2012). El Espíritu de las Leyes. Barcelona: Ediciones Brontes.

  5. Hamilton, Alexander, Madison, James & Jay, John. (2008). The Federalist Papers. Oxford: Oxford University Press.

  6. Bolton, John. (2020). The Room Where It Happened. New York: Simon & Schuster.

  7. BBC. (2021). Capital Riots: World Leaders React to ‘Horrifying’ Sciences in Washington. BBC. Recuperado de: https://www.bbc.com/news/world-us-canada-55568613

  8. Norris, Pipa. (2020). It Happened in America. Foreign Affairs. Recuperado de: https://www.foreignaffairs.com/articles/united-states/2021-01-07/it-happened-america

  9. Andersen, Travis. (2021). Before Mob Stormed US Capitol, Trump told them to “Fight like Hell”. Boston Globe. Recuperado de: https://www.bostonglobe.com/2021/01/06/metro/heres-what-trump-told-his-supporters-before-many-them-stormed-capitol-wednesday/

  10. Taub, Amanda. (2021). It Wasn’t Strictly a Coup Attempt. But It’s Not Over, Either. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2021/01/07/world/americas/what-is-a-coup-attempt.html

  11. Pitch, Anthony S. (2000). The Burning of Washington. Annapolis: Naval Institute Press

  12. FT. (2021). By Impeaching Donald Trump, Congress Upholds the Law. Financial Times. Recuperado de: https://www.ft.com/content/6bb990d2-b8fa-4bdb-9216-4cec5ad470eb

  13. Hoyle, Susan D. & Sauners, Elizabeth N. (2021). Trump Didn’t Break our Democracy. But Did He Fatally Weakned It. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2020/12/15/opinion/trump-democracy-america.html



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